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18 de julio de 2012

150 segovianos que lo han dejado todo y han partido a otro lugar: un homenaje merecido

Con motivo de la entrega del premio “La Solidaridad Universal” concedida por el Centro Segoviano de Madrid a las misioneras y misioneros de Segovia, el director nacional de las Obras Misionales Pontificias, Anastasio Gil, respondía a la pregunta “¿Dónde está la Iglesia?” en un artículo que recogía www.segoviaaldia.es.
“Cualquier noticia o hecho relacionado con la Iglesia suele suscitar cometarios, preguntas, interrogantes… cuando no críticas o anuncio apocalíptico de su evidente y próxima caducidad. Sin embargo, es la Institución social cuyo origen se remontan a más de dos siglos, a pesar de estos cantos de sirena que suelen sucederse con cierta frecuencia. Más allá de estos comentarios es fácil descubrir que la finalidad de la Iglesia, su tarea y en función de la misma, se muestra cada en compromisos y acciones evidentes de sus hijos o de las Instituciones eclesiales. A no ser que seamos víctimas de prejuicios o esclavos de argumentos convencionales para justificar los propios planteamientos.
El sábado día 23 de junio hemos tenido la ocasión de contemplar una vez más dónde está la Iglesia. Se ha celebrado en Segovia el LXXXII Día de Segovia organizado por el Centro Segoviano de Madrid. Jornada eminentemente familiar para rendir homenaje a segovianos que están sirviendo a la sociedad con su entrega, su donación o su capacidad de gestión y competencia profesional. Este año han sido 9 los elegidos, en unos casos de modo individual como son el Doctor Matesanz Acebos, el jurista D. Juan pablo González Herrero y D. Pedro Moreno de Frutos. En otros casos han sido grupos de personas integrados en una Empresa o Asociación: Cáritas Segovia, Amigos del Patrimonio de Segovia, Empresa Vetraria Muñoz de Pablos, Misioneros y misioneras segovianos y el Centro de Conservación Cultural Sinodal de Aguilafuente.
De los nueve, dos de ellos muestran el rostro de la Iglesia por su identidad eclesial y su servicio evangélico. Las tareas de Cáritas Segovia y las de los Misioneros y misioneras segovianos son distintas y bien diferenciadas. No es el momento de comentar sus respectivas identidades, pero su origen y finalidad es convergente y los destinatarios de su amplísima labor son los mismos.

Caritas Segovia no es otra cosa que el servicio de la Iglesia para estar cerca de los más pobres y compartir con ellos los bienes que gratuitamente hemos recibido. No hay acepción de personas ni en los destinatarios ni en los voluntarios que se integran cada día en este servicio. La familia de los hijos de Dios en la Iglesia católica sabe que la fe es baldía sino no se vive la entrega generosa a los demás, entre éstos los primeros son los que cada día llaman a la puerta del corazón mostrando su debilidad. Es el rostro de la Iglesia samaritana, como bellamente manifestó D. Antonio Horcajo al presentar el premio y reconocimiento que se les había concedido.
Los misioneros y misioneras diocesanos son ese grupo de cerca de 150 segovianos que lo han dejado todo y han partido a otro lugar para anunciar el Evangelio del amor recibido de Jesucristo. Han salido de más de 80 municipios de la provincia de Segovia y están repartidos por más de 30 países en los cinco continentes. También en Oceanía hay algún misionero segoviano. El reconocimiento que ha hecho el Centro Segoviano del servicio solidario de estas personas ha sido expresado en el Premio ‘Arsenio Martínez Campos’ a la solidaridad universal. Cada una de estas personas es una historia de entrega a los más necesitados y por eso Segovia se siente orgullosa de sus misioneros.
¿Dónde está la Iglesia? Una vez más la realidad se impone. Está con los pobres, enfermos y desplazados, como lo aprendió de Jesucristo. No renuncia al reconocimiento y valoración de quienes contribuyen al bien de la humanidad como lo hacen cada día los galardonados por el Centro Segoviano. Su prestigio justifica este reconocimiento. Pero la Iglesia, como institución, se hace presente donde se le necesita y no renuncia al reconocimiento cuando alguien lo muestra públicamente, como es el hecho que hemos vivido gozosamente en la Real Academia de Historia y Arte de San Quirce en nuestra querida Segovia. Felicidades a todos y nuestra gratitud al centro Segoviano de Madrid”.