Luis Jiménez Fernández, misionero durante 20 años en
Tanzania y actualmente delegado de misiones de la diócesis de Málaga, escribe
la preciosa historia de cómo una niña logró escapar de la muerte y la
obligación que tenemos todos de no abandonar a su suerte a los más necesitados
de la tierra.
“Hay miles de niños como Zakia que morirán, porque los
gobiernos de ésta sociedad insensible, han recortado las ayudas.
Hoy, que andamos tan preocupados por nuestros problemas y
por nuestras miserias, me llega la noticia impactante de Níger sobre Zakia, una
niña preciosa que gracias a unos sobres de crema de cacahuete, ha logrado
sobrevivir y escapar de la muerte.
Su madre Zauliba nunca perdió un hijo y se dijo a sí
misma que nunca lo perdería. Después de andar 18 kilómetros, consiguió llegar a
Dankoré para pedir ayuda a la organización ‘Save the Children’. La niña estaba
tan debilitada, que cuando la metieron en la balanza para pesarla, no lloró. Ni
fuerzas tenía. El diagnóstico fue concluyente: ‘desnutrición severa’, infección
estomacal y muy bajos los niveles de minerales y vitaminas. A pesar de todo,
Zakia vivirá -dijo el doctor- recetándole 15 sobres de crema de cacahuete a 500
calorías por sobre, para dos semanas. Zakia enseña ya sus pequeños mofletes y
la vivacidad de sus ojos. Zakia ha logrado escapar de la muerte.
Hay miles de niños como Zakia que morirán, porque los
gobiernos de esta sociedad insensible han recortado las ayudas. Se necesitan
más de 700 millones de euros para mantener estos programas humanitarios y los
gobiernos del tercer mundo no tienen suficientes recursos para solucionar el
problema. Mientras, aquí, en el mundo de la opulencia nos creemos con derecho a
todo, desde comer tres veces al día, a no comer y hacer dieta para mantener un
tipo de cuerpo.
Hay que exigir a nuestros gobiernos ayuda y solidaridad
con los más necesitados, distribuyendo con justicia los recursos y
racionalizando los gastos. No abandonemos a su suerte a nuestros hermanos.
¡Agarrémonos a la solidaridad con la misma fuerza que Zakia se agarró a la
vida!”