P/
Al ser sacerdote de vocación tardía, te ha valido la pena cambiar la abogacía
por el sacerdocio? ¿Te hiciste sacerdote para ser misionero o esa otra vocación
específica llegó después? ¿Ha llenado tus expectativas esa experiencia
misionera en Mozambique?
R/
La vocación es única: buscar a Dios en tu propia vida y compartir y comunicar
esa experiencia. Se puede encontrar a Dios como abogado, como misionero laico,
como sacerdote. Siendo sacerdote puedo tener una dedicación exclusiva a mi
vocación, cosa que no tendría como abogado, o limitada en el tiempo, como
ocurre a buena parte de los misioneros laicos, que hacen compromisos por un
determinado período de tiempo. La vida del misionero es difícil, es muy
exigente, y a la vez llena de satisfacciones y felicidad, al menos en mi caso.
P/¿Cómo
estás de salud? Y cuándo partirás de nuevo? ¿O aquí ahora tu labor de animación
y sensibilización te llena bastante y crees que también haces falta; o no es
comparable? ¿Cómo crees que andamos de espíritu misionero, de qué adolecemos
más?
R/
Mi salud va mejorando poco a poco. Sigo teniendo continuos controles médicos
–ahora mismo salgo para Madrid pues mañana tengo consulta-. Los médicos me han
dicho que esté en España al menos hasta el mes de mayo y que ahí veremos hasta
qué punto me he recuperado para valorar mi vuelta a la misión. Ni qué decir
tiene que si mi recuperación es buena y podemos volver para aportar –desde
nuestra pobreza y sencillez- alguna cosa, yo estoy deseando volver.
R/
P/ Qué nos pedirías en esta campaña del Domund: más aportación económica,
oraciones, ofrecer sacrificios, disponibilidad vocacional para ir a misionar
“ad gentes”? ¿Quiénes responden mejor a tu animación misionera: mujeres
rurales, jóvenes, …?
R/
El día del Domund lo identificamos con la aportación económica, que es muy
importante, sin recursos económicos no se pueden crear las condiciones
necesarias para anunciar a Cristo y trabajar en la promoción de las comunidades
para construir un mundo como Dios quiere para todos los seres humanos. Pero
también es muy preocupante el descenso en el número de misioneros ad gentes o
en la elevada edad de los misioneros españoles: el 54% de ellos tienen más de
70 años. Creo que el día que a penas tengamos misioneros en los países más
empobrecidos, habremos perdido una parte importante de nuestra credibilidad
como Iglesia.
P/
Último mensaje para el Día del Domund:
debemos estar más evangelizados y unidos a Jesús para poder evangelizar, así
como incrementar o formar nuestra fe para ser mejores misioneros de
retaguardia? Aconseja y anímanos.
R/
Por todos los lados se nos habla de la crisis que estamos sufriendo en nuestro
entorno, y desde luego no podemos vivir de espaldas a estar realidad. Pero esta
situación de crisis no nos puede hacer
indiferentes hacia la realidad de otros, que no están en crisis, porque la
crisis siempre ha sido lo cotidiano en sus sociedades. Es cierto que nosotros
ahora no estamos bien, pero hay otros que están peor, mucho peor. Compartir
cuando se está necesitado tiene un valor especial, y de alguna manera es salir
de nuestra gestión a veces mezquina de los recursos para ponerlos en manos de
Dios a quien no le es indiferente ni un vaso de agua ofrecido en su nombre. Al
fin y al cabo, estamos iniciando el Año de la Fe.