Hace cinco años, un grupo de personas confundió la
Iglesia Católica de Yomitan, un pueblo de la isla japonesa de Okinawa, con un
almacén al que habían adornado con una cruz. La verdad que estaba hecha de
planchas prefabricadas de hierro galvanizado. Según cuentan desde la Sociedad
Misionera de Filipinas, el equivalente al Instituto Español de Misiones
Extranjeras, el IEME, el 18 de septiembre de 2011 fue una fecha que no podrán
olvidar los misioneros que tiene esta institución en Yomitan. Fue la fecha de
la inauguración de la nueva Iglesia – que ya no se parecía a un almacén. Cinco
días antes, Okinawa se vio amenazada por un potente tifón. Todas las
previsiones indicaban que golpearía la isla durante más de una semana, aún así
ese día 18 lució un sol espléndido. La nueva Iglesia se dedicó a San Lorenzo
Ruiz, un santo filipino que derramó su sangre por la fe en el siglo XVII en la
misma Okinawa.
Fieles a su esencia misionera, la comunidad de Yomitan,
decidió que el primer domingo de cada mes fuera el “Domingo Misionero” y actuar
en consecuencia, por lo que cada parroquiano se siente enviado como misionero
para traer de vuelta a la Iglesia a un católico no practicante o invitar a un
no cristiano a participar en la celebración. Este esfuerzo – que ha cumplido un
año - ha obtenido su resultado. Se nota en la participación a cada celebración,
además de las múltiples actividades de todo tipo que la comunidad parroquial
desarrolla.
El “Domingo Misionero” de Yomitan ha despertado la
responsabilidad misionera de cada miembro de esta parroquia enclavada en medio
de una isla del Japón… y, según cuentan ellos mismos, van poco a poco, alma a
alma.