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10 de octubre de 2013

Petri Castañera con las Misioneras de la Caridad en Sierra Leona


Petri Castañera es una de las jóvenes madrileñas que este verano han pasado sus vacaciones con los misioneros que trabajan en Sierra Leona y que  han querido vivir su fe en esta experiencia de misión organizada por la Asociación Jóvenes para la Misión de la Delegación Episcopal de Misiones de Madrid. Hoy comparte su aventura.
“Gracias por vuestra PRESENCIA, estas son las palabras que un misionero nos dedicaba uno de los días que estuvimos con él. Y estas mismas palabras son las que yo ahora les quiero dedicar a ellas, a las Misioneras de la Caridad de la Madre Teresa de Calcuta.
Este es mi tercer año en sus casas. Este verano ha sido de nuevo en Makeni, Sierra Leona, donde me han vuelto a acoger a mí y mis compañeros con mucho cariño y amor y así es como ellas también acogen a las personas más necesitadas. Además de este cariño, también se ocupan de darles comida, medicinas, vitaminas, etc., y cuidar a niñitos que en unos pocos días empiezan a sonreír, tan diferentes de cuando llegan a sus casas, enfermos y tristes.
Su presencia en los poblados y aldeas, son, pienso, las únicas que se ocupan de llevarles leche, comida, medicinas a tantas mamás con sus bebés a la espalda y a tantas personas necesitadas.
Y, ¿cómo se lo agradecen estas personas? Con una gallina, con un puñado de cacahuetes (así nos los agradecían a nosotros uno de esos días), con lo poco que tienen, pero ese poquito, es mucho para ellas.
Otros días, en esas casas envasamos comida mientras, pacientemente en la puerta están esperando grupos de personas ciegas que vienen, la mayoría de las veces, con a un niño que es su guía, sus ojos, y siempre agradecidos. Antes de empezar este reparto, siempre hay una persona que empieza (y los demás les siguen) a rezar y dar gracias a Dios por lo que van a recibir. ¡Qué afortunada me hacen sentir cuando me dejan compartir con ellas esas tantas tareas diarias! También ellas nos dan las gracias por compartir nuestro tiempo con ellas, quieren que estemos a gusto durante el tiempo de nuestra estancia allí, siempre pendientes de nosotros, siempre con una broma, una sonrisa, una palabra amiga para nosotros al igual que para los más necesitados. Nos cuentan, ellas, que cuando las personas que han pasado un tiempo en sus casas, muchas de ellas cambian, a lo mejor no las que pasan una vez, pero si más de una, cuando vuelven a sus poblados y han compartido con ellas, los rezos, las canciones, quieren seguir manteniéndolo, quieren cambiar.
Entonces es cuando yo, me pregunto: ¿será que su PRESENCIA es muy importante? ¿Será que al igual que ellos cambian, yo también me siento cambiada cuando llego a mi casa? 
Quiero agradecerles su PRESENCIA en mi vida a ellas y a la Delegación de Misiones que hace que esto sea posible.”