• INFANCIA MISIONERA 2022


    ¡Comienza a preparar la jornada!
  • CONCURSO INFANCIA MISIONERA 2022


    Tú eres luz para el mundo
  • MEMORIA DE ACTIVIDADES 2020


    ¡Así fue 2020 en Obras Misionales Pontificias!
  • AYUDA A LAS MISIONES


    Colabora con los misioneros españoles

25 de octubre de 2013

Una peregrinación por la isla de Borneo para recordar el camino al martirio de ocho misioneros


Cerca del final de la Segunda Guerra Mundial, los soldados japoneses en retirada llegaron a una finca dedicada a la producción de caucho en Sapong, cerca de Sabah, en el norte de la isla de Borneo, la gigantesca isla del Océano Índico. Llevaban con ellos a Mons. August Wachter, el primer prefecto apostólico de esta zona, y a otros seis sacerdotes del Tirol austriaco, además de un hermano de la misma congregación que ellos, los misioneros de Mill Hill. Todos habían abandonado sus hogares y como misioneros llevaban años al servicio de las comunidades cristianas de Sabah. Nunca se supo cómo murieron aquellos misioneros, prisioneros por defender a los más débiles. Nunca se recuperaron sus cuerpos.
Varios hermanos de su congregación, los misioneros de Mill Hill, recorrían a pie la semana pasada en peregrinación el último viaje de esos mártires – 107 kilómetros andando hasta la granja de Sapong, recorridos en cuatro días. Aprovecharon para celebrar la Eucaristía en diversos lugares, y con los estudiantes del Centro Montfort, de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción, que acompañaron a los misioneros de Mill Hill en su peregrinación en parte de la ruta. Esta congregación religiosa, una congregación local, fue fundada precisamente por Mons. Wachter. En las parroquias visitadas se aprovechó para desarrollar talleres sobre el significado de la misión, y cómo llevarla a cabo en el día a día.
Los participantes en la peregrinación fueron recibidos al final de la misma por el obispo de Keningau, Mons. Cornelius Piong, en la Iglesia de St. Anthony, en Tenom, donde se encuentra la capilla dedicada a Mons. Wachter y sus compañeros, erigida en el año 2011 con motivo del 75 aniversario de la fundación de las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada Concepción. Desde allí, se recorrieron los últimos ocho kilómetros, con un buen número de fieles de St. Anthony, hasta el lugar donde fueron asesinados los misioneros. Los religiosos de Mill Hill pasaron muchos años como misioneros en Sabah, estableciendo la bases de la Iglesia local y, gracias a sus dedicación y celo misionero, esta Iglesia es lo que es hoy.