La hermana Silvia Palomo, una religiosa segoviana de la
Congregación de las Misioneras de Nuestra Señora de África, destinada en
Nairobi, Kenia, relata sus vivencias personales de estos días del atentado de
Nairobi:
"Aquí estoy para compartir con todos vosotros un
poco de lo vivido esto últimos días. Seguramente ahí os han dado más noticias
de las que hemos tenido aquí. Era estremecedor oír los tiroteos y las granadas.
Por la televisión estaréis enterados de los acontecimientos en Nairobi. Han
sido cuatro días muy duros sin saber lo que pasaría, la gente tenía mucho,
mucho miedo de salir a la calle pues no se sabía cómo otras personas
reaccionarían a este atentado.
La embajada de España no ha dejado de mandar mensajes
diciendo que no nos uniéramos a grupos en la calle y no nos acercáramos al
centro comercial. Estamos lejos, allí no vamos nunca, claro que este atentado
puede ser en cualquier centro grande. Cerca de casa tenemos uno que es donde
voy a comprar, siempre voy temprano y los terroristas esperan a que haya mucha
gente que es sobre el mediodía, yo como tarde a las 11 estoy de vuelta,
normalmente a las 10.30 ya he vuelto de comprar y no voy todos los días, una o
dos veces por semana para comprar pan más que nada.
Ayer, a Dios gracias, acabó todo, eso sí con un balance
de víctimas, dicen 69 y más de 200 heridos. La cifra de muertos es mucho más
elevada puesto que tenían como rehenes a muchos, no se sabe el número. Otras
personas estaban encerradas en habitaciones del gran centro comercial y al
derrumbarse tres pisos muchos han quedado entre los escombros por tanto la
cifra ascenderá a 200 o más. Nunca lo sabremos porque ya no van a decir más. Sí
sabemos que el número de víctimas es mucho mayor de lo que dicen.
Algo muy bueno ha sido la gran generosidad de los
kenianos. Han donado alimentos, sangre, dinero y sus propias fuerzas ayudando
en lo que han podido sin mirar religión, partido político o tribu. Ha sido un
gran ejemplo de unidad y comunión.
Yo no he estado nunca en este centro. Lo abrieron hace 6
años y creo era donde la elite iba a comprar, comer, tomar cafés, donde se
reunían embajadores, ONG y otras instituciones para pasar un rato haciendo
negocios. Por tanto los terroristas sabían dónde iban y lo que hacían”.
La religiosa habla también de lo que publica la prensa en
Kenia, tras el atentado: “El periódico de hoy da más detalles sobre los
terroristas. Según dicen hace tres meses habían alquilado una tienda en dicho
centro y ahí habían ido acumulando municiones y armas, tenían un apartamento
frente al edificio y se habían estudiado bien las entradas y salidas del
centro.
En televisión dijeron que un niño pequeño que estaba con
la madre y hermana, tirados en el suelo se acercó a los terroristas y les dijo:
‘sois muy malos porque nos matáis sin haberos hecho nada’. Los terroristas le
dieron chocolate y le dijeron ‘ve con tu mamá y hermana y salid rápido de
aquí’. Así lo hicieron y se salvaron”