En los momentos de sosiego ante el Señor,
junto a las preocupaciones más urgentes de la Diócesis, siempre tengo un recuerdo especialmente preferido en mi
corazón: es la oración por los
misioneros.
Vosotros personalizáis de modo sobresaliente el espíritu
del Adviento: “preparad los caminos al Señor”. Y lo hacéis con la radicalidad
de quien ha descubierto la maravillosa alegría que es Jesús para todo el mundo.
Habéis tenido una especial sensibilidad para escuchar la voz del Buen Pastor, cuando contemplando a la multitud que le
seguían, como ovejas sin pastor, sintió compasión de ellas y ordenó: “Id
por todo el mundo y anunciad el evangelio a todas las gentes…”
Esa invitación, que tiene sabor a mandato urgente, habéis
percibido que os interpelaba
personalmente. Dejarlo todo, salir del país, encarnarse en otras culturas,
compartir los regalos de Jesús con los más pobres y necesitados, es como
haberse diseñado uno mismo, con la gracia de Dios, un traje interior con el
color de las obras de Misericordia.
Sois una “Carta de Dios” escrita con el espíritu de las
Bienaventuranzas.
Sabéis
que estamos celebrando el XIV Sínodo
Diocesano que tiene como finalidad general renovar nuestra
Iglesia diocesana, fortalecer la fe y la vida cristiana de sus miembros y
buscar las formas más adecuadas para el anuncio del Evangelio en las
circunstancias actuales.
Os invito a participar, desde la comunión eclesial, a
través de la oración y también de las inactivas que estiméis oportunas.
Os contemplo con admiración, gozo, y una santa envidia. Y
agradezco, como un regalo de Dios para nuestra Diócesis, la Iglesia y el mundo,
vuestro amor a la Iglesia y a los
pobres.
En medio de la noche de las tragedias del mundo, gracias
a vosotros, en los más apartados rincones de la tierra, resuena el más bello y
liberador anuncio de todos los pueblos: “Os
traigo una gran noticia que será alegría para todo el pueblo…hoy os ha nacido
un salvador”.
Que
el Señor que nació en Belén siga llenando vuestras vidas con los frutos de su
misericordia.
¡Feliz navidad!
Os
bendice de corazón,
+Francisco Cerro Chaves
Obispo de Coria-Cáceres