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1 de marzo de 2016

MENSAJE PARA EL DIA DEL MISIONERO EXTREMEÑO 2016

¡Que viva el Día
del misionero extremeño!




Medellín, Colombia, 01 de marzo de 2016

Queridos amigos y amigas
de nuestras queridas diócesis hermanas de Extremadura:

Aprovechando que os reunís hoy, día 5 de Marzo, en el Santuario de Chandavila en La Codosera, es imposible resistirme a hacerme presente entre vosotros.

Soy hermano marista y actualmente estoy en Medellín, Colombia, en el noviciado, con jóvenes que quieren seguir a Jesús siendo hermanos maristas. Es como el horno donde se cocina el buen pan. En este momento son 11, siete mexicanos, dos salvadoreños, un venezolano y un uruguayo. Tres hermanos, uno mexicano, otro salvadoreño y yo, les acompañamos.

Os cuento que este año de la misericordia es para nosotros muy especial también; y es que todo lo que viven los novicios –y nosotros con ellos- tiene como base discernir su vocación desde la experiencia del amor misericordioso de Dios en sus vidas y en sus historias... Nosotros, como cristianos, ¡tenemos una suerte enorme!: nuestro Dios es pura bondad y misericordia. Pedimos vuestra oración y cercanía fraterna para que este pan que cocinamos en el noviciado se cueza bien en horno del amor de Dios y podamos ser pan sabroso para otros, sobre todo nosotros como maristas, para los niños y jóvenes más pobres.

Por nuestra parte, tratamos de estar todas las semanas entre estos niños y jóvenes más pobres de los barrios de nuestra ciudad, no solo para brindarles nuestro tiempo sino para experimentar también cómo sus gestos de ternura, bondad y cercanía nos cambian a nosotros y nos hacen más hermanos, nos colocan en un lugar humilde… ¡Cuánto necesitamos aprender de los más pequeños! Son una auténtica parábola del amor de Dios en medio de la realidad difícil de sus vidas.

Como maristas nacimos de una experiencia de compasión de Marcelino Champagnat, nuestro fundador, entre los niños de la zona rural en la Francia de la postrevolución francesa. Y hoy el papa Francisco nos invita a vivir la revolución de la misericordia. ¡Qué bueno que no pase un día de este año jubilar sin un pequeño gesto de bondad y servicio! Os invito y me invito a mí mismo a preguntarnos: ¿cuál fue mi gesto de misericordia, de salir de mi mismo, en este día? ¡No hacen falta cosas espectaculares!

Hoy quizá nuestra sociedad, sobre todo por ahí ¿verdad?, no entiende mucho de religión; pero nadie se resiste ante un gesto de gratuidad y servicio. Ánimo con este sencillo aporte evangelizador que habla sin palabras pero bien alto y fuerte.

Y ahora… el momento de los saludos. Ante todo un beso enorme para mi madre, Santi, y la delegación de la Diócesis de Coria-Cáceres, especialmente de mi pueblo, Calzadilla. Gracias por vuestro afecto y por compartir conmigo la fe y la amistad, que me ayudan –no sabéis cuánto- a vivir con gozo mi propia vocación de hermano. Que el Señor y María, la Buena Madre, animen vuestro día a día. Deseo lo mismo para el resto de las diócesis hermanas de Extremadura, representadas en todos vosotros ahí en La Codosera. Y un abrazo muy especial para todos mis hermanos y hermanas misioneros y misioneras presentes, compañeros y compañeras de misión en los diversos lugares donde el Señor nos ha plantado.

Fraternalmente, Hno. José Miguel Caballero Hierro, marista
(¡Ah! Y… ¡que viva el Cristo de la Agonía de Calzadilla!)

Un abrazo para todos. JOSE MIGUEL, marista