Es
un servicio de las Obras Misionales Pontificias, establecido para
inscribir a todo enfermo crónico o anciano que desee ofrecer su dolor y
su vida por las misiones.
Todo
carisma se ejercita en servicio de la comunidad. Para el que sufre, y
especialmente al enfermo, el Señor le dice por medio de la Iglesia y del
Santo Padre: "El valor salvífico de todo sufrimiento, aceptado y
ofrecido a Dios con amor, deriva del sacrificio de Cristo que llama a
los miembros de su Cuerpo Místico a unirse a sus padecimientos y
completarlos en su propia carne. El sacrificio del misionero debe ser
compartido y sostenido por el de todos los fieles. Con el ofrecimiento
del sufrimiento, los enfermos se hacen misioneros" (RM 78)
Este
es el carisma que el Señor regala a los enfermos y a los que sufren. Un
dolor que es valioso ante Dios y que apoya a los misioneros ayudando a
la extensión del Reino de Cristo. Invitamos a los enfermos, ancianos y a
los que sufren, a que de esta forma se hagan misioneros.