El pasado 2 de diciembre se celebraba en Kottar, en el
estado indio de Kerala, la ceremonia de beatificación de Devasahayam Pillai, un
laico cristiano nacido el 23 de abril de 1712, de padre brahmán y de madre de
una casta guerrera. Lázaro – el nombre cristiano que adoptó - Pillai era un
funcionario oficial en el palacio real, pero abandonó el hinduismo para
convertirse a la fe católica, en la época en que se desató la persecución en
contra de los cristianos en el reino indio de Travancore. A partir de entonces,
Lázaro, que había emprendido una intensa obra de evangelización, fue detenido,
soportó tres años de cárcel y de torturas y, finalmente, fue asesinado el 14 de
enero de 1752.
Sus restos se conservan en la actual Catedral de San
Francisco Javier, de la diócesis de Kottar. La causa de beatificación comenzó
en 2004 y ocho años después, Benedicto XVI reconoció el martirio de este padre
de familia indio.
“El testimonio del Beato Lázaro Pillai es una página
gloriosa de la Iglesia en la India”, declaraba a Radio Vaticana el cardenal
Angelo Amato, prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos y
enviado por el Santo Padre a Kottar para esta ceremonia. “Su conversión fue
para él el comienzo de una nueva vida, llena de entusiasmo y alegría. Se
convirtió en un cristiano, sin tener en cuenta la diferencia de castas,
abrazando a todos como hermanos amados. Su martirio, no borró su memoria, sino
que más bien la entregó a la admiración de todos, cristianos y no cristianos.
Su nombre es uno de los más populares entre los cristianos de Tamil Nadu”.
Una gran multitud ha asistido a la beatificación de este
mártir, en el campus del colegio carmelita de Kottar, celebrada con gran
solemnidad con la presencia de 40 obispos y con más de mil sacerdotes.
El Papa, ayer tras el Ángelus, animó a los fieles a
unirse a esta fiesta para la Iglesia india. “Unámonos –dijo– a la alegría de la
Iglesia de la India y recemos para que el nuevo beato sostenga la fe de los
cristianos de ese gran y noble país”.