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16 de enero de 2013

Un misionero desde Sierra Leona: “He visto celebrar con gozo el nacimiento del Hijo de Dios en el silencio y en la oscuridad de la noche”


Los agustinos recoletos han hecho pública esta cata del misionero René González Regorigo, que escribe desde la misión de Kamalo, Sierra Leona, país en el que esta orden lleva adelante, en Kamabai y aquí en Kamalo una labor misionera ejemplar, apostando por el desarrollo humano y espiritual de las comunidades locales:
“En estas fechas en las que estamos celebrando las navidades, cruza por mi mente un villancico que he tenido la oportunidad de escuchar en varias lenguas y siempre me sonaba igual; ‘Noche de Dios, noche de paz’. Los que me conocen saben que nunca he sido buen cantor; por eso, en mis años de estudiante intentaba escaparme de los ensayos.
Mientras escribo estas letras, he de confesaros que nunca me había parado a pensar en la letra del villancico e incluso siempre me parecía lento y aburrido, pero ahora, después de muchos años, le veo lleno de significado. Son las paradojas de la vida. Aquí, en Sierra Leona, tengo que hacer un esfuerzo para recordar que estamos en Navidad y vivirla con gozo y, curiosamente, me viene a la cabeza este villancico que nunca ha estado entre mis favoritos.
Hace unos días un amigo me enviaba el mensaje del Papa para la celebración de la paz el día 1 de enero de 2013, mensaje que me resulta tremendamente esperanzador y al mismo tiempo, cercano y muy distante de nuestra realidad en Sierra Leona, África. Este mensaje me ha iluminado para entender un poco mejor el sentido de la Navidad aquí y entender un villancico que nunca había sido objeto de mi meditación.
La oscuridad de la noche en África te inunda y te sumerge en la profundidad del silencio. Esta oscuridad te lleva a la duda cuando caminas, y a la esperanza de ver la luz y el calor abrasador del día siguiente. De la misma forma, podemos decir que el estilo de vida de aquí se asemeja a la noche y a la luz del día siguiente.
No hace muchos años, Sierra Leona se encontraba en una oscuridad continua por los horrores de la guerra y un amanecer sin esperanza; sin embargo, la realidad hoy en día es muy diferente. La noche se ha convertido en descanso y en baile. El amanecer es la esperanza de conseguir una Sierra Leona en la que cada persona pueda cumplir sus aspiraciones de una vida próspera y feliz para todos.
Se dice que hay una ‘vocación innata de la humanidad hacia la paz y que toda persona aspira a una vida plena y feliz. Cada año trae consigo la esperanza de un mundo mejor’. Cuando leía estas palabras en el mensaje del Papa me era inevitable trasladarlo a mi propia vida y a la vida de Sierra Leona.
La gente tiene un deseo ardiente de una vida plena, en la que el odio, las violaciones y el rencor de las mutilaciones y asesinatos de guerra den paso a una sociedad que camine hacia el futuro. Se desea que el Gobierno del país sea menos corrupto, que haya buenos hospitales y escuelas de calidad; se desea que haya mejores medios de transporte, que toda familia pueda comer al menos una vez al día y que en toda casa haya electricidad y agua corriente.
Probablemente todo esto se haya conseguido hace tiempo en el Occidente europeo y en otras partes del mundo, pero no en Sierra Leona. Quizás haya alguien que piense: ¡Qué pobres que no tienen nada! Sin embargo, desde mi punto de vista, tienen algo que muchas veces en el mundo desarrollado se echa de menos: la esperanza y el amor por la vida. El africano es profundamente espiritual y pone en manos de ‘Papa God’ el destino de sus vidas con una confianza en la que expresan que Dios nunca les decepciona.
Hace pocos días me sorprendía que algunos de mis alumnos rezan a Allah para que me guíe y me proteja en mi vida. Creo que este modo de pensar sería inimaginable en una sociedad marcada por la división de creencias o de razas o desigualdades económicas. Os puedo asegurar que el 93% de mis alumnos en escuela católica son musulmanes.
Quisiera dejar bien claro que el africano no busca en la religión la evasión de un mundo pobre y subdesarrollado, sino un encuentro con el Dios bondadoso que les permite vivir cada día como un regalo. Por eso, cuando pasas un tiempo por aquí, es fácil enamorarse de sus gentes y de la manera de entender la vida. A pesar de esto, también somos conscientes de que nos queda mucho camino por recorrer.
Para una paz consolidada y duradera necesitamos que el estilo de la familia africana potencie la paz en los hogares, necesitamos que haya formación y trabajo para la numerosa juventud que tiene Sierra Leona y haya un desarrollo industrial que permita el desarrollo y una mejor calidad de vida. En definitiva, esto sólo es posible con el deseo de buscar el bien común y con un sentido transcendente de la vida. Sierra Leona tiene todos los ingredientes, pero el problema es quizás cómo usarlos.
Volviendo al villancico de ‘Noche de Dios, noche de paz’: aquí gozamos en muchas ocasiones de las noches más bellas que te puedas imaginar, con la luna llena y el cielo inundado de estrellas. Sin embargo, se necesita tiempo y paciencia para conseguir un mundo mejor aquí, pero contamos con un Dios cercano que nos acompaña cada día en el sufrimiento y en la alegría.
Este año no he visto ningún portal de belén, pero sí he visto celebrar con gozo el nacimiento del Hijo de Dios en el silencio y en la oscuridad de la noche. Esto me ayuda a creer que la ‘paz no es una utopía o sueño’, sino una realidad que es posible. ¡Happy 2013!”.