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7 de mayo de 2013

Fallece el misionero Juan Barrio: la diócesis argentina de Río Gallegos se vuelca en su despedida


El pasado 15 de abril fallecía en Río Gallegos, una de las poblaciones más al sur de Argentina, el padre Juan Barrio Herrero, de la diócesis de Segovia, que durante 46 años ha ejercido su ministerio pastoral en esa ciudad.
Según explica su compañero Emilio Ballesteros, tras el grave deterioro de su salud, después de una triple operación, cuando ya iba incorporándose a la actividad pastoral con el humor y las ganas de siempre, una caída en el comedor del Obispado, en la que se golpeó la cabeza y se le produjo un gran hematoma, lo dejó en estado de coma irreversible. “Nos duele perder un gran amigo y misionero, pero nos consuela saber que tenemos un intercesor más entre los santos”.
La ciudad de Río Gallegos está conmovida y celebrando con profunda gratitud y amor su despedida. El martes por la tarde tuvo lugar su funeral y la procesión al cementerio recorriendo las múltiples capillas y parroquias en las que trabajó y construyó. “Edificar la Iglesia, formando comunidades, y atender a los más pobres, fue su gran vocación vivida con pasión y buen humor, apoyándose siempre en la oración. En la capilla San Benito, en un barrio muy pobre y alejado, tenía la ilusión de que fuese un monasterio”, añade su compañero.
Los restos del padre Juan, como se le conocía, fueron velados en la Iglesia de San Cayetano, parroquia que terminó de construir, al igual que muchas otras en esta capital de Río Gallegos. Sepultado en el cementerio local, multitud de vecinos de todas las edades se acercaron a darle el último adiós al querido cura Juan. También lo hizo el obispo, Mons. Miguel Ángel D´Annibale, que llegó desde Buenos Aires donde se estaba celebrando la Asamblea Plenaria, para acompañarle en su despedida y presidir la misa-funeral. En una carta dirigida a todos los fieles de la diócesis, el obispo resaltaba el gran aprecio que todos sentían por este gran misionero, el mucho dolor ante su pérdida y, a la vez, una profunda esperanza. “Se me va un padre y un amigo, con quien compartía el día a día de la casa del Obispado. Sé que ahora y para siempre nos va a acompañar al lado del Señor”, decía el prelado.
El padre Juan Barrio había nacido hace 85 años en Segovia; en 1963 se ordenó sacerdote y fue destinado a la localidad segoviana de Cuellar durante tres años. El 12 de octubre de 1966 llegó a Río Gallegos, lugar que lo cautivaría los siguientes 46 años.
Todos los periódicos de la provincia de Santa Cruz y de la diócesis de Río Gallegos se han hecho eco de la noticia y han resaltado su gran labor misionera, su labor pastoral y preocupación por los más necesitados. “Por los pobres, naturalmente, porque tienen hambre y frío... lo repito ochenta millones de veces en el barrio San Benito, yo quiero que no tengan hambre y que no pasen frío, y que podamos promocionar un barrio que va a ser el orgullo y la alegría más grande de Río Gallegos...”, manifestaba el padre en una ocasión a la prensa.
Este gran misionero estaba a cargo de las parroquias de San José Obrero, San Benito y María de Nazareth, y aseguró que la Iglesia había llegado a los barrios Náutico, Vial y Juan Pablo II, porque “son muchos los chicos, cientos, miles, que no van a catequesis y nos atormenta, nos preocupa mucho, porque tienen que estar educados para que el día de mañana sean el intendente, los diputados, el gobernador, los que dirijan el pueblo. Y, si los dejamos solos, vamos a tener que meterlos en la chacra del obispado, para recuperación de jóvenes y chicos que andan por malos caminos, y eso no queremos. Queremos que sean los más lindos, que tengan coches nuevos, y que vivan a lo grande y con su familia bien constituida”, decía.
El padre Juan se ha ido pero ha dejado sus obras y un legado que será recordado por todos aquellos que lo conocieron