Cada año, gracias a las muchas personas que muestran su
generosidad con la Obra Pontificia de San Pedro Apóstol, en apoyo a las
vocaciones en países de misión, nuevos sacerdotes en Sudáfrica están cerca de
quienes les necesitan. Este respaldo que reciben en su formación – como tantos
otros jóvenes en seminarios de todo el mundo – es una oportunidad para la
confianza y la alegría de miles de personas que viven en la pobreza y sin
esperanza.
El padre Albert Sithole fue enviado a Matitkwe, en
Durban, Sudáfrica, hace unos años, cuando sólo 40 personas asistían a Misa en
una de las destartaladas capillas de la misión. No había escuela para los
niños, las madres jóvenes, los ancianos y los enfermos no tenían sostén alguno
– y no había ni siquiera iglesia.
El padre Albert ha motivado a la gente para que se unan y
comiencen a cambiar las cosas. Poco a poco, cada vez más gente se ha sumado a
la comunidad y, juntos, han construido una nueva iglesia.
La nueva iglesia de Santa María, hecha de latón, es hogar
de una comunidad llena de energía y es el centro de proyectos de educación y
alimentación. Con 3.000 personas ligadas ahora a la parroquia, la iglesia ya se
ha quedado pequeña, y la comunidad mira al futuro con esperanza. Las vidas de
los niños de Matikwe han cambiado como resultado de la pasión y el amor del
padre Albert. Un ejemplo de cómo el apoyo a las vocaciones puede transformar la
vida de la gente.
La Obra Pontificia de San Pedro Apóstol lleva 124 años
haciendo posible el sueño de tantos jóvenes de cambiar el mundo diciendo sí a
su vocación sacerdotal. Las vocaciones en los países de misión son el relevo de
los misioneros, y también el fruto de la semilla que ellos sembraron. Desde las
Obras Misionales Pontificias se pide a los católicos españoles que nunca
olviden a las vocaciones en países de misión