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11 de noviembre de 2013

El misionero Serafín Suárez desde Zimbabue


Los días 7 y 8 de septiembre tuvo lugar la celebración del 50 aniversario de la diócesis de Hwange en Zimbabue, una fiesta cargada de símbolos, color y alegría, que culminó el domingo 8 de septiembre con la magna Eucaristía de Acción de Gracias presidida por el obispo local Mons. Alberto Serrano y que contó con la presencia de otros Obispos del país, un buen número de sacerdotes y casi 5.000 fieles cristianos venidos de todas las misiones.
El misionero de la archidiócesis Mérida-Badajoz en Zimbabue, Serafín Suarez Hidalgo, cuenta los tres pilares en los que se fundamentó este acontecimiento:
“1.- Recordamos: fue un momento intenso para hacer un poco de historia, mirar aquello que hemos logrado y al mismo tiempo pedir perdón por todo aquello en lo que hemos fallado como Iglesia. Pero también fue este un momento bonito para recordar a tantas personas que a lo largo de estos 50 años han sido artífices de que la fe crezca en nuestro pueblo.
En ese recuerdo nuestra archidiócesis de Mérida-Badajoz estuvo presente, dimos gracias por nuestros compañeros Pedro Mancha, Pedro Solís y José Manuel Puente, pioneros en estas tierras y todavía presentes en la memoria de algunos cristianos.
Dimos gracias por la generosa ayuda económica que durante estos años la archidiócesis de Mérida-Badajoz, a ofrecido a esta Iglesia local de Hwange, unas veces a través del Fondo Diocesano de Solidaridad, otras a través de pueblos como Hornachos, San Vicente de Alcántara, Fuente del Maestre, la Parroquia de Santa Eulalia en Badajoz, Ribera del Fresno y muchas personas particulares, entre todos habéis hecho posible que se creen nuevas Misiones (Dandanda, Lusulu) entre todos habéis hecho posible la construcción de escuelas, clínicas así como contribuir a paliar las necesidades básicas de este pueblo.
2.- Celebramos: fue el segundo aspecto resaltado. Celebramos que como en María, Dios ha estado grande con nosotros, celebramos que queremos vivir con intensidad nuestro proyecto diocesano de ser una Iglesia-Familia al servicio de los más pobres y necesitados.
3.- Creemos: en el marco del año de la fe quisimos hacer también una renovación de nuestros compromisos cristianos, afirmando nuestra fe en el Dios que nos ha convocado, para vivir como nos dice el Papa Francisco nuestra fe al servicio de la verdad de la justicia y de la paz.
Y después de esto ¿Qué?: Sencillamente ahora nos toca bajar del Tabor y ponernos de nuevo en camino, mirando al futuro con alegría y esperanza, seguir en la brecha en la construcción del Reino de Dios, siendo una Iglesia sencilla, cercana y al servicio de los hombres y mujeres de este pueblo.
Desde aquí, desde esta pequeña porción del pueblo de Dios, a todos los que os sentís cercanos a nosotros, a todos los que colaboráis con nosotros, simplemente os decimos: Siyabonga, Tatenda, Talumba, Taboboka, Gracias”