La delegación de misiones de la diócesis de Osma-Soria
comparte el testimonio de la hermana Carmen Laguna, misionera en Bolivia,
volcada en el cuidado de los ancianos, lo que ella llama “adultos mayores”:
“Pertenezco a la Congregación de Hermanitas de los
Ancianos Desamparados, soy de Deza. Cuando llegué a nuestro Hogar de Lima
teníamos acogidos a 500 ancianos, visité la casa y al ver la despensa con lo
justo para el día, le pregunté a otra Hermanita española, de Valdepeñas, que
era la responsable de esa sección, ¿cómo se las arregla para alimentar a todos?
Y, con una alegría y una convicción grande, me contestó: la Providencia y la fe
mantienen esta casa en pie, este letrero estaba en la entrada de la puerta. Al
poco tiempo llegaron camiones de víveres provenientes de la guerra, que gracias
a Dios no tuvo las dimensiones que se esperaba y repartieron los alimentos para
hogares de beneficencia.
En los 18 años que estuve en Perú y los 5 que vivo en
Bolivia, he visto la misericordia de Dios reflejada en nuestros ancianitos,
cómo el Señor se sirve de la policía o de cualquier persona para traernos a
estos seres necesitados.
He vivido una experiencia reciente, muy fuerte con un
ancianito que nos trajeron. Estaba en una población perteneciente a Cochabamba,
en la calle totalmente abandonado, una señora al verlo le preguntó ¿qué hace
aquí? y le contestó: esperando a morir. Ella se lo llevó a casa, lo lavó, le
dio de comer y lo llevó a Defensoría, como estaba muy enfermo, los responsables
de los adultos mayores lo llevaron al hospital y al poco tiempo nos lo trajeron
al hogar.
En verdad que el Señor nos hizo ver su misericordia a
través de este ancianito, qué capacidad de aceptación de su situación y
limitación. Recibió la Santa Unción con mucha paz. Ahora, confiamos que ya goza
de la presencia de Dios e intercede por los que todavía peregrinamos en esta
tierra.
Gracias Padre por escuchar la súplica de tus hijos y
darnos un corazón para amar y unas manos para servir a nuestros hermanos.
Hay muchos adultos mayores que no tienen ningún familiar,
están inválidos, pero poseen lo más grande, la gratitud y un alma orante que se
inmola día a día y está salvando a la humanidad.
Cada día aprendo de los valores tan grandes que tienen
nuestros mayores, la profundidad de su fe, la valentía de su esperanza y la
sencillez de su amor.
El día 27, aquí en Bolivia es el ‘día de la Madre’
queremos rendir un homenaje de cariño y gratitud a tantas madres ancianas, que
dieron todo por sus hijos. Nuestra espiritualidad precisamente está marcada por
la Mare de Deu, la Virgen de los Desamparados, especialmente cuando Jesús desde
la Cruz la entrega a Juan, me imagino con cuánto cariño la cuidaría.
Hay sensibilidad en los jóvenes y vienen grupos de
voluntariado, del colegio ‘España’, también los seminaristas y postulantes de
los Padres Claretianos. Por ello en estos días ya comienzan a venir para
alegrar a nuestras ancianitas. Un grupo de bomberos voluntarios, vestidos de
payasos vendrá este sábado para arrancar muchas sonrisas, el lunes los jóvenes
del Colegio ‘España’ con su música y danza, el martes la orquesta ‘Enrique
Paredes’ de la Casa de la Cultura y otros grupos que harán sentir su cercanía,
respeto y admiración a nuestras madres y abuelas, con razón, dos veces madres.
Un abrazo y la oración de nuestros acogidos”