Desde la Delegación de Misiones de Sigüenza-Guadalajara
nos llega el testimonio de Elena Pérez, después de su experiencia misionera
llevada a cabo este verano:
“Los sentimientos que me quedan después de llevar apenas
3 días en España son de alegría y gratitud. Sí, me siento feliz por haber
podido compartir la vida diaria y la rutina durante cinco semanas con todas
aquellas personas que Dios ha puesto en mi camino. Hablo del Hogar Clínica San
Rafael, hogar de ancianos situado en La Habana y que dirigen los hermanos de
San Juan de Dios. Junto a otros tres compañeros de viaje, emprendí esta
‘aventura’, con los ojos y los oídos abiertos a las necesidades que hubiese y a
lo que pudiese aparecer… Y apareció… a parte de pasar momentos con los ancianos
del Hogar, surgió la necesidad junto a las Hermanas de la Caridad de Sta. Ana,
que colaboran de forma activa en el Hogar, de crear una pequeña ‘Escuela de
Verano’ con los hijos de los trabajadores y los niños de Pogolotti (barrio con
muy bajos recursos próximo al Hogar).
Son muchos los sentimientos contradictorios que se
agolpaban al trabajar con estos muchachos: incomprensión, impotencia… compasión,
cariño… Pero cuando por fin conocí el barrio desde dentro, desde sus mismas
casas y desde sus familias, los sentimientos cambiaron y fueron de gozo y
alegría por tener esa gran oportunidad de descubrir a Dios en medio de cada uno
de ellos, en sus rostros, en esas casas de madera o chapa… y de cómo era Él el
que nos daba fuerza a continuar el trabajo con ellos, a intentar que fuera un
verano diferente, que se sintiesen esperados y queridos cada día. He vuelto no
solo con los ojos y los oídos más abiertos, también con el corazón de par en
par y lleno de cariño recibido”.