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26 de febrero de 2015

1 de marzo, DÍA DE HISPANOAMÉRICA

1 de marzo, DÍA DE HISPANOAMÉRICA




La Conferencia Episcopal Española, desde el año 1949, ha dedicado este día  a Hispanoamérica.
       Más de 9.000 misioneros españoles trabajan al servicio de la evangelización en América Latina. Lo hacen con la “fuerza del Espíritu”, porque no es broma eso de abandonar tierra, casa, familia,  y embarcarse en la aventura de comenzar una historia nueva entre personas de otras culturas.
       En los últimos años más de 2.300 sacerdotes diocesanos españoles han ejercido su ministerio en el continente hermano.  Entre ellos sigue en Brasil, nuestro querido hermano D. Joaquín Rojo.
       A ellos hay que añadir religiosas y religiosos, así como muchos laicos.
       El próximo día 7 de marzo, las tres diócesis extremeñas, rendiremos un merecido homenaje, a los casi trescientos misioneros extremeños que comparten el tesoro del evangelio en los diversos países del mundo. Lo haremos a los pies de Ntra.Sra.de Sopetrán (Almoharín), a través de una convivencia densa en testimonios, con el fin de reavivar la alegría de ser misioneros.
       En el clima espiritual del Sínodo diocesano, queremos proclamar: “la dulce y confortadora alegría de evangelizar, incluso cuando hay que sembrar entre lá­grimas”. Para ello, es necesario que “arda en nuestros corazones el fuego del Espíritu».
       El misionero siente que Jesús camina con él, respira con él, trabaja con él. Por eso su vida personal, en su pequeñez, se desborda y se convierte en canal de alegría para los demás: “ya no vivo yo, es Cristo quien viven en mí”, decía el converso Pablo. ¿Cómo guardarse para un mismo tanta alegría y tanta gracia?
       El entusiasmo del misionero surge de la confianza que ha puesto en Dios y de su entrega a los demás. Siente que está tocando el cuerpo del Señor en el contacto con los pobres y en las duras realidades que le envuelven, pero al mismo tiempo experimenta que la luz del Tabor llena su corazón con el resplandor del Espíritu.
    En los últimos años un grupo numeroso de sacerdotes, procedentes de Hispanoamérica, se están incorporando al trabajo pastoral en nuestro país. Es un signo precioso de la universalidad de la Iglesia local y de una reciprocidad evangelizadora.
       La Iglesia particular está llamada a vivir en comu­nión con la Iglesia universal.
       Compartir con las comunidades más necesitadas es la expresión de nuestra gratitud por el regalo del evangelio que un día otros nos anunciaron.

Pedro Jesús Mohedano Santibáñez                                                
(Delegado Diocesano de Misiones)