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3 de septiembre de 2015

UN NOMBRE PARA LA HISTORIA, Padre Pedro Opeka, el Apóstol de la basura

UN NOMBRE PARA LA HISTORIA


Padre Pedro Opeka, el Apóstol de la basura

El candidato al Nobel de la Paz argentino pasó la mitad de su vida misionando en Madagascar, allí donde transformó un basural en una ciudad

El argentino P. Pedro Opeka a los 10 años ayudaba a su padre a levantar paredes en la construcción. A los 14 ya había leído la Biblia. A los 17 conoció lo que era la pobreza de los Mapuches del Sur y les construyó una casa para que se resguardasen del frío. A los 22 viajó a Madagascar, uno de los países más pobres de África, y se instaló para siempre. Allí rescató a más de medio millón de personas que vivían de la basura, creó pueblos y colegios, hoy es considerado el “Albañil de Dios”.
Rescató a 500.000 personas de la pobreza extrema en África   Lo llaman “La Madre Teresa con pantalones”, “Soldado de Dios”, “El Santo de Madagascar” o “El apóstol de la basura”.

Cuando tenía 22 años la congregación de San Vicente de Paul le ofreció viajar a Madagascar, y no dudó. En ese lugar conoció la miseria: “Cuando llegué a Antananarivo, la capital, vi miles y miles de personas que vivían de uno de los basurales más grandes del mundo. Esa noche no dormí y le pedí a Dios que me de fuerzas para rescatarlos de la miseria”.

Se ordenó sacerdote y regresó a la misión.

En 1990, puso la primera piedra en Akamasoa (que significa “Los buenos amigos” en el idioma malgache), un lugar para los pobres.  Akamasoa se convirtió en una gran ciudad, con 17 barrios y 25 mil personas; el 60% menores de 15 años. Hay 5 guarderías, 4 escuelas, un liceo para mayores y 4 bibliotecas. En total, 10 mil los escolarizados.