UN NOMBRE PARA LA
HISTORIA
Padre Pedro Opeka, el Apóstol de la basura
El candidato al Nobel de la Paz argentino pasó la mitad de su vida misionando en Madagascar, allí donde transformó un basural en una ciudad
El candidato al Nobel de la Paz argentino pasó la mitad de su vida misionando en Madagascar, allí donde transformó un basural en una ciudad
El argentino P. Pedro
Opeka a los 10 años ayudaba a su padre a levantar paredes en la
construcción. A los 14 ya había leído la Biblia. A los 17 conoció lo que era la
pobreza de los Mapuches del Sur y les construyó una casa para que se
resguardasen del frío. A los 22 viajó a Madagascar, uno de los países más
pobres de África, y se instaló para siempre. Allí rescató a más de medio millón
de personas que vivían de la basura, creó pueblos y colegios, hoy es
considerado el “Albañil de Dios”.
Rescató a 500.000 personas de la pobreza extrema
en África Lo llaman “La Madre Teresa con
pantalones”, “Soldado de Dios”, “El Santo de Madagascar” o “El apóstol de la basura”.
Cuando tenía 22 años la congregación de San Vicente de
Paul le ofreció viajar a Madagascar, y no dudó. En ese lugar conoció la
miseria: “Cuando llegué a Antananarivo,
la capital, vi miles y miles de personas que vivían de uno de los basurales más
grandes del mundo. Esa noche no dormí y le pedí a Dios que me de fuerzas para
rescatarlos de la miseria”.
Se ordenó sacerdote y regresó a la misión.
En 1990,
puso la primera piedra en Akamasoa (que significa “Los buenos amigos” en el
idioma malgache), un lugar para los pobres. Akamasoa se convirtió en una gran ciudad, con
17 barrios y 25 mil personas; el 60% menores de 15 años. Hay 5 guarderías, 4
escuelas, un liceo para mayores y 4 bibliotecas. En
total, 10 mil los escolarizados.