Querido Pedro Jesús
En primer lugar GRACIAS, porque a través del correo
nos mantienes vinculados a nuestros orígenes.
Hemos estrenado el año de la misericordia, El Papa
ha expresado su deseo de que el pueblo cristiano reflexione durante el jubileo
sobre las obras de misericordias corporales y espirituales, esta misión nos
ofrece la oportunidad de ponerlas en práctica cada día desde los distintos
servicios, pero ahora voy a centrarme en cómo las vivimos desde el Programa “Ayudándoles
a crecer”.
Dar de comer al hambriento
Dar de beber al sediento
Durante el año 2015 hemos alimentado a 165 bebés,
sus padres han llegado a nuestro centro pidiendo ayuda pues ellos no podían
alimentar adecuadamente a sus hijos (algunos han llegado muy desnutridos) por
múltiples razones: precariedad económica, precio elevado de la leche
maternizada en relación con el salario del padre, complicaciones en el parto,
muerte de la madre, partos múltiples (mellizos y trillizos)…Cada 15 días le
damos la leche y papillas, según la edad, y hacemos un seguimiento a su
evolución.
A veces la causa de la desnutrición del bebé es una
enfermedad, en este caso además de la leche, les apoyamos económicamente para
que pueda verlo el especialista que necesita, realizar las pruebas diagnósticas
convenientes, tomar el tratamiento correcto. Las prestaciones sanitarias del
estado son escasas y no cubre todas las necesidades. Siempre que nos es posible
intentamos ir a sus casas, conocer su realidad para dar una respuesta más
concreta y acertada a sus necesidades.
Dar posada al necesitado
En algunas ocasiones, en nuestras visitas
descubrimos que la “casa” donde vive la familia tiene deficiencias que pueden
acentuar la enfermedad del bebé y procuramos subsanar esas deficiencias. Así
hacemos que el necesitado tenga una vivienda digna y saludable.
Vestir al desnudo
En Marruecos, las temperaturas bajan mucho por la
tarde-noche, aunque por el día sean moderadas, y el único sistema de
calefacción son la ropa y la manta, por eso aquellos que son más necesitados
les proporcionamos una buena manta y ropas de abrigo.
Socorrer a los presos
Cuando en la cárcel nace un bebé, generalmente las
madres no tienen leche suficiente para su alimentación y nos avisan para que vayamos a visitar a la madre y le
llevemos la leche al bebé.
Enterrar a los muertos
Por
desgracia no todos los niños salen adelante, un 2 % de los niños que llegan a
nosotros fallecen antes de cumplir el año. Mediante el Programa “Ayudándoles
a Crecer” trabajamos para reducir la
mortalidad infantil por hambre o enfermedad.
Enseñar al que no sabe
Dar buen consejo al que lo necesita
Corregir al que está en error
Dar buen consejo al que lo necesita
Corregir al que está en error
Uno de los
objetivos del programa es formar a las madres en lo concerniente a la salud de
sus hijos, vacunación, higiene, nutrición infantil, etc. para que puedan
alcanzar una buena calidad de vida.
Consolar al triste
Mediante el diálogo interpersonal, intentamos que las madres se
sientan acogidas, comprendidas y les de
seguridad y confianza para poder expresar todos los sufrimientos que les
oprime. No podemos solucionarles todos sus problemas pero intentamos
transmitirle ánimos y fuerza para que ellas sean capaces de asumir y afrontar sus dificultades.
Perdonar las injurias
Sufrir con
paciencia los defectos de los demás
Cuando se conoce la historia personal de cada madre, el ambiente donde
vive, las dificultades que atraviesan, es fácil comprender, disculpar, perdonar
lo que pueda haber de negativo, además somos conscientes que también nosotras
necesitamos el perdón y la paciencia de los demás.
Rogar a Dios por vivos y difuntos
Desde los orígenes, nuestros fundadores nos
insistían a tener presente en la oración a todos los Pobres que servimos, a ver
a Cristo en los Pobres y a los Pobres en
Cristo.
Lo más hermoso de todo es que este Programa se lleva
a cabo gracias al corazón misericordioso de muchas personas que llevan
tiempo viviendo lo que el Papa dice: “La
Iglesia está llamada a curar aún más estas heridas (la de los hermanos que
viven en las periferias existenciales) a
aliviarlas con el óleo de la consolación, a vendarlas con la misericordia y a
curarlas con la solidaridad y la debida atención…. Abramos nuestros ojos para
mirar las miserias del mundo, las heridas de tantos hermanos y hermanas
privados de la dignidad, y sintámonos provocados a escuchar su grito de
auxilio”.
Le doy continuamente gracias a Dios porque me ha
tocado vivir en una porción de Iglesia
pobre y para los pobres, una Iglesia solidaria que no tenemos que salir a la
periferia pues vivimos en la misma periferia.
He aquí algunos rostros concretos de los niños que
atendemos, niños que desde su nacimiento están acumulando pobreza.
Safaa y
Hanaa,
mellizas, con cinco días su padre las abandonó porque eran niñas y además dos,
desde su nacimiento han experimentado el hambre y la escasez, su madre no tenía
leche para las dos y la economía de los abuelos no era muy boyante, le
compraban una lata de leche maternizada y le racionaban los biberones pues
decían: “más vale que lloren un poquito,
si toman lo que necesitan enseguida se acaba y no podemos comprar tanta.”. Tenían
mes y medio cuando vinieron y ha sido para nosotras una alegría poder darles la
leche que necesitan. En la foto está la madre y el abuelo materno con las dos
niñas.
Sufian y
Raian, son dos niños mellizos, tienen tres hermanas mayores. Raian tiene una
enfermedad “rara” que le provoca frecuentes infecciones respiratorias, debe
hacer fisioterapia respiratoria dos o tres veces a la semana y tomar
medicación. El padre trabaja cargando camiones de arena tres días a la semana.
Para una familia que vive en el campo con 5 hijos, les es imposible hacer
frente a todos los gastos que la enfermedad de Raian le supone, por eso además
de la leche les ayudamos para que Raian pueda recibir todos los cuidados que
necesita. En la foto está Sufia en brazos de la madre, vestida de azul, y Raian con una vecina.
Fatima
y Sohora, son dos niñas mellizas viven en una poblado, el
sueldo de albañil del padre escasamente le llega para sobrevivir, con seis
hijos no puede permitirse gastos extra como la leche de las mellizas. En la
foto está la madre con Sohora y una servidora con Fatima.
Sin más te deseo un
Nuevo Año en el que el móvil de nuestro vivir sea la MISERICORDIA.
Un
abrazo