Querido amigo Pedro Jesús:
Ya se acerca la Pascua, así que FELICES PASCUAS de resurrección. Antes nos tocará re-vivir la pasión del Señor: sufrimientos que son historias pasadas, como si fuera una película que no nos duele. Pero que también lo son del presente si pensamos en qué medida mi vida contribuye a que otros sufran, o qué medida lo que no hago hace que otros sigan sufriendo. Ese es el tipo de pecado que más rechaza el Señor, los que trastornan la vida de los demás, primero, y los que trastornan la nuestra propia después. También ocurre que nuestras penas son el eco del mal que hacemos, así que nos toca aguantar aquello que no hemos solucionado.
La Pascua es siempre un aliento de esperanza. Aquí suele venir cuando empiezan las lluvias, así que en medio de un terreno agotado y seco de repente vemos que todo revive. Este año nos tocará vivir esa resurrección con mayor deseo porque llevamos ochos meses sin lluvia. Hasta los pozos en los lechos de los ríos se están secando. Y los pozos que en su día perforamos los misioneros, ahora exigen mayor trabajo de mantenimiento. Intentamos tener un equipo de trabajadores que los repare, pero también queremos que la gente contribuya regularmente, de modo que les cueste poco y siempre dispongan de fondos para las reparaciones. Pero nuestra gente es tacaña. Prefiere no gastar en agua potable cuando llueve, pues cualquier pozanga sirve para beber; y luego cuando todo se seca vienen a llorar implorando nuestra misericordia para que les reparemos las bombas. Les explicamos que los trabajadores no lo hacen gratis… pero esos se creen que Dios todopoderoso se encarga de que no nos falte dinero.
Da gusto ayudar a quien se preocupa por si mismo, pero son pocos por aquí: algunos jóvenes que durante sus vacaciones cavan y cavan en terreno rocoso para preparar letrinas; o jugar a la lotería en las orillas de los torrentes secos para encontrar agua. Da gusto ayudar a las mujeres que venden el grano para comprar ropas, o pagar su cuota en los cursillos de las capillas…Tengo que aprender a contentarme con lo que encuentro y quejarme más de mi mismo que de los demás. Nuestra Semana Santa no será muy agobiada este año, quiera Dios que sí sea espiritual. Ahora eso sí, si llueve, nuestra gente se volcará por completo en plantar y dejarán los servicios para otra ocasión. Ojalá llueva!!
Unidos en la oración, Tomás