OMPRESS-BURUNDI (28-4-11)
El próximo sábado se cumplen 14 años de una tragedia. El 30 de abril de 1997, un gran número de rebeldes del CNDD (Consejo Nacional para la Defensa de la Democracia) atacaron el pequeño seminario de Buta, en Burundi. Era la época de las masacres étnicas, de los brutales asesinatos por ser hutu o tutsi, por ser de una raza u otra. Los rebeldes asesinaron a 40 seminaristas de entre 15 y 20 años. Los asesinos pidieron a los seminaristas que se separaran entre hutus y tutsis. Se negaron, así que los asesinaron a todos. Si los seminaristas se hubieran separado en dos grupos habrían traicionado, sobre todo, su vocación, y a todos los hutus y los tutsis que habían encontrado cobijo y una isla de paz en aquel pequeño seminario católico en su huida. Tras los asesinatos, los delincuentes se dedicaron a disparar contra el edificio y a destruirlo. Llegada la paz, nadie fue llevado ante la justicia por aquella masacre, y quienes la cometieron gozan de inmunidad gracias a los tratados que pusieron fin a aquella terrible tragedia.
Hoy, Burundi, que fue conocido como la “Suiza de África” por su carácter montañoso y su prosperidad, cicatriza de sus heridas y la Conferencia Episcopal de Burundi ha decidido que se debía construir un nuevo seminario mayor en este lugar tan significativo, en Buta, que acoja seminaristas de todo el país, dado el gran número de vocaciones y la masificación que se sufre en los seminarios ya existentes. Para ayudar en esta reconstrucción las Obras Misionales Pontificias, a través de la Obra de San Pedro Apóstol, han destinado 400.000 dólares al nuevo seminario de Buta. Están sirviendo para levantar la primera fase. El seminario se completará en los próximos dos años.
Siempre es un privilegio ayudar a que una vocación no se pierda, a que las ilusiones de un joven se vean coronadas con el sacerdocio, pero, en este caso, colaborar para que vuelva a levantarse un nuevo seminario en Buta es un homenaje a la valentía de aquellos seminaristas de hace 14 años.
