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20 de agosto de 2012

La hermana filipina Stella: una voz en defensa de la creación y de los pobres

La hermana benedictina Stella Matutina trabaja en Mindanao, la isla más conflictiva del sur de Filipinas. Con 44 años ha pasado 18 estudiando y desarrollando actividades pastorales en Europa antes de volver a Mindanao en el 2007, momento en el que, según ella misma afirma, rápidamente se percató de que se avecinaba una crisis medioambiental. “En los deslizamientos de tierra, en las inundaciones y en las muertes pude oír el clamor de los pobres y el gemido de la creación pero nuestro gobierno permanecía sordo. Miles de personas han muerto cada año pero nuestro gobierno no ha hecho nada para proteger el medioambiente”, declaraba a Catholic News Service. Precisamente este junio varias personas perdían la vida y miles de familias se veían desplazadas por las inundaciones en Mindanao.
La hermana Stella recibió una llamada en su convento en el año 2008 que le llevó a involucrarse en la lucha por el medioambiente en sentido cristiano, que es una lucha por los derechos de los más pobres. “Una mujer de San Isidro llamó pidiendo ayuda. Decía que las excavadoras estaban en su comunidad e iban a destruir las montañas. No comprendí porque no se había consultado a la gente para que pudieran decir que no a la empresa minera. Sentí que la gente me necesitaba. Nos involucramos y logramos que la empresa y su equipo se fueran”. Y añadía: “Tras aquello más personas nos llamaron. Comenzamos a impartir cursos sobre la importancia de la creación, a resistir a la tala de árboles por los chinos y a hablar en contra de la destrucción que causa la minería a gran escala”.
La hermana Stella empezó a recibir amenazas de muerte en el año 2009 después de que ayudara a una comunidad a bloquear la entrada de maquinaria pesada para abrir una mina. Una confrontación que llevó a que se cancelara el permiso minero a la empresa.
En febrero de ese mismo año fue detenida, junto a otras tres personas, una de ellas una novicia de su congregación, por el ejército filipino en una redada en la remota aldea de Taytayan, al este de Mindanao. Fueron acusados de ser miembros del nuevo ejército del pueblo, un grupo rebelde, por lo que casi fueron ejecutados.
Hoy la hermana Stella sigue recibiendo llamadas de aquellos que no tienen voz pero sufren las consecuencias de destrozar la naturaleza