A finales del pasado noviembre la Conferencia Episcopal
de Estados Unidos hacía pública la aprobación de un presupuesto de 8,4 millones
de dólares en ayudas a la evangelización, la educación religiosa y al
ministerio en las misiones… de Estados Unidos.
Estas “Home Missions” acogen a diversas
diócesis de este enorme país que tienen que hacer frente a desafíos debido a
las dificultades del terreno por su localización o a la pobreza de la población
a la que sirven. “Cada año se nos presenta la oportunidad de compartir las
generosas donaciones de los católicos de la nación con las diócesis de misión
aquí en casa. La mayoría de la gente se sorprende al saber que más del 40% de
las diócesis de Estados Unidos reciben nuestro apoyo”, señalaba Mons. Michael
W. Warfel, obispo de Great Falls-Billings, presidente del comité de la
Conferencia Episcopal norteamericana que se encarga de ayudar a estas “Home
Missions”.
Tres ejemplos de estas diócesis cuyos proyectos se
financian con estos 8,4 millones de dólares son Fairbanks, en Alaska, Cheyenne,
en Wyoming, y El Paso, Texas. En Fairbanks 41 de sus 46 parroquias tienen un
acceso difícil, por su ubicación remota y el clima extremo. Muchos pueblos ven
al sacerdote una vez al mes. El caso de Cheyenne es parecido, con pequeñas
comunidades esparcidas en un inmenso territorio de 98.000 millas cuadradas. En
el caso de la diócesis de El Paso, la dificultad estriba en la gran población
hispana sin catequizar que alberga. El 79% de la población de la zona es
católica pero la inmigración con la cercanía de la frontera mexicana plantea
dificultades de todo tipo.