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22 de enero de 2013

Haití: la Infancia Misionera cerca del silencio de los niños sordomudos


Pasados tres años del terremoto de Haití, sus consecuencias todavía son visibles y están muy presentes en la vida diaria de los haitianos. Por eso Infancia Misionera, una de las cuatro Obras Misionales Pontificias, ha querido estar cerca de quienes son los más vulnerables en todas las tragedias: los niños. Este año se han enviado 161.000 dólares a diversos proyectos en Haití, a cargo sobre todo de misioneras que, como ocurre en estas desgracias, estaban antes del terremoto, permanecieron allí y seguirán con el pueblo haitiano cuando el terremoto de Haití sea un recuerdo más en la lista de tragedias que sacuden los telediarios.
Uno de estos proyectos va dirigido a los aún más vulnerables: los niños sordomudos. El Instituto “Marie-Louise de Jésus” en Cap-Haitien, la segunda ciudad al norte del país, está a cargo de la Hijas de la Sabiduría, una congregación francesa de religiosas con mucha presencia en Haití, y que la componen verdaderas heroínas del amor a los demás… Porque al lado del nombre de Sor Marie-Roseline Elias, de este centro de Cap-Haitien, se podrían poner el de Sor Marie Thérèse Germain que está a cargo de un centro para niños con retraso mental, en Jeremie, o el de Sor Rose-Andrée Fièvre, del Instituto Montfort para niños sordos en Les Gonaives.
En el centro “Marie-Louise de Jésus” son 200 niños, un tercio de los cuales vive en régimen de internado por ser de zonas alejadas de Cap-Haitien. En el país más pobre de América las familias apenas pueden apoyar a sus hijos, sobre todo si son sordomudos. Así que sólo aportan el 2% de los gastos anuales. La ayuda de la Infancia Misionera ha ido destinada precisamente a sus necesidades más básicas como son el alimento y el vestido.
El Instituto se abrió en los años ochenta y, desde entonces, los niños acogidos han ido aumentando año tras año. El número de alumnos por clase tiene que ser pequeño, como mucho una docena, para que la enseñanza y la ayuda en su sordera pueda ser eficaz… Se trata de que además de poder leer y escribir como una persona no sordomuda, aprendan un oficio. Por eso, a los más mayores se les ofrece una formación profesional, porque, en Haití, resulta indispensable tener una formación seria y una profesión. Según informan las hermanas, los resultados son excelentes, e impresiona el relativo silencio – una experiencia muy buena para quienes no están acostumbrado al silencio obligado que sufren estos niños por su sordera.