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18 de febrero de 2013

Orfanato San Juan Bosco de Georgetown, 100 años cuidando a los niños de Guyana


Infancia Misionera lleva 20 años aportando su granito de arena – este año han sido 5.000 dólares – al “St. John Bosco Orphanage” de Plaisance, cerca de Georgetown, la capital de Guyana. Cumpliendo el lema de la Infancia Misionera, los niños ayudan a otros niños, gracias a la generosidad de tantos niños del mundo se ha podido echar una mano a estos niños en peligro. Aunque la mayoría de ellos no son huérfanos, sus cicatrices morales se palpan cuando llegan a la institución. Niños abandonados al nacer, familias con problemas de droga, de sida, de pobreza – Guyana es uno de los países más pobres de América –, afectados por el alcoholismo de sus progenitores, o hijos de madres adolescentes…
El orfanato fue creado en 1879 por el misionero jesuita italiano Luigi Casati, junto a la iglesia parroquial de Plaisance, de la que era párroco. En 1902 llegaron las Hermanas de la Misericordia, quienes, desde aquella fecha, hace más de un siglo, nunca han abandonado a los niños. Siempre ha habido una hermana de esta congregación para acogerlos. Hoy es la hermana Julie Matthews, y tanto ella como sus hermanas de congregación el único criterio que han exigido y exigen a los niños es su situación de necesidad. Sin importar el color de la piel ni la religión, ni su pasado, las hermanas, al cuidarlos, han puesto siempre el acento en el amor, el único instrumento capaz de curar a los niños. Y así, 100 años de amor.
Para ocuparse de los más mayorcitos han contado con la inestimable ayuda de los voluntarios de San Vicente de Paúl que, como Infancia Misionera, siempre han apoyado a esta institución. El fundador, Luigi Casati, solía decir que estos niños encontrarían en las calles “sólo el mal y muy poco bien”, gracias a las Hermanas de la Misericordia y a la contribución de la Sociedad de San Vicente de Paúl y de Infancia Misionera, se ha logrado que cientos de niños no se enfrenten a ese mal.