El pasado 12 de enero falleció la hermana Lucila Choya
Breznes, Madre General de las Misioneras Cruzadas de la Iglesia, una mujer que
durante su mandato se volcó en las misiones, estableciendo nuevas presencias
misioneras de su instituto en África, en la República Democrática del Congo, y
en América Latina, en El Salvador y en Chile. Según reconocen desde el
instituto, “abrir estas misiones en estos tiempos, supuso una gran aventura,
cargada de esperanza”.
“Una mujer, hermana y amiga que ante todo ha querido
siempre vivir desde la sencillez. Hoy damos gracias al Señor por su fidelidad y
entrega al Señor, por su amor a la Iglesia, al instituto a las hermanas. Damos
gracias por su testimonio en la fraternidad, por su amor a la oración, por su
caridad con los pobres y más necesitados. Y tantas cosas más que vivió nuestra
querida Madre General”, según cuenta la hermana Cilenia Olga Rojas, MCI, Coordinadora
Nacional de Obras Misionales Pontificias y responsable del área de
Evangelización de la Conferencia Episcopal Boliviana.
La Hermana Lucila Choya nació el 23 de junio de 1943 en
Berrueces (Valladolid). Ingresó en la Congregación el 16 de enero de 1966, hizo
su profesión temporal el 24 de septiembre de 1968 y su profesión perpetua el 9
de marzo de 1974. En los seis últimos años fue Superiora Provincial de España
que incluye Europa y África. Fue elegida Superiora General el día 30 de
diciembre del 2004. Después de 6 años de servicio como Superiora General fue
reelegida el 18 de enero de 2011.
Las Misioneras Cruzadas de la Iglesia ejercen actualmente
su misión en 21 países. Su principal objetivo es ayudar de la forma más directa
y eficaz posible a la población más necesitada del mundo. Promoviendo la
solidaridad, la cooperación y el desarrollo con otros pueblos. Teniendo como
principios de igualdad y el derecho de todos los hombres, de todas las mujeres
y de todos los pueblos