
James Gising, un seminarista de 28 años del Seminario del
Espíritu Santo de Port Moresby, la capital de Papúa-Nueva Guinea, sabe muy bien
a lo que pueden llegar estas luchas tribales entre comunidades. Hace tres años,
una tribu vecina atacó su aldea. El terrible ataque terminó con la muerte de su
hermano por un disparo – con una bala que en realidad estaba destinada a James.
Pero en lugar de la venganza, James puso su confianza en el Señor y ayudó a su
gente a buscar la paz y el perdón.
La Iglesia católica y los sacerdotes locales juegan un
papel muy importante a la hora de reducir los choques tribales por toda
Papúa-Nueva Guinea, actuando como mediadores entre los diferentes grupos y
trayendo la paz y la reconciliación a la gente. Sin embargo el país simplemente
no tiene suficientes sacerdotes locales.
En la actualidad el seminario mayor de San Carlos
Borromeo de Vanimo cuenta con 23 seminaristas, el del Sagrado Corazón de
Rabaul, con 128, el del Espíritu Santo de Port-Moresby – en el que estudia
James – con 41, y el del Buen Pastor, con 46, el de Santo Nombre de María de
Honiara, con 45, es decir, un total de 283 seminaristas mayores. Hay una gran
necesidad de preparar a jóvenes locales que conozcan desde dentro la
problemática social de este gran país, para dar un apoyo práctico, espiritual y
emocional a la gente en el nombre de Cristo, el rey de la paz.