• INFANCIA MISIONERA 2022


    ¡Comienza a preparar la jornada!
  • CONCURSO INFANCIA MISIONERA 2022


    Tú eres luz para el mundo
  • MEMORIA DE ACTIVIDADES 2020


    ¡Así fue 2020 en Obras Misionales Pontificias!
  • AYUDA A LAS MISIONES


    Colabora con los misioneros españoles

14 de mayo de 2013

Congreso sobre Alejandro Labaka e Inés Arango, dos misioneros que dieron su vida en la Amazonía ecuatoriana


Desde el 26 de abril y hasta el domingo 28 se llevaron a cabo en el Pardo, Madrid, - en el convento franciscano donde está el santuario de El Cristo de El Pardo – un congreso misionero sobre la figura de Mons. Alejandro Labaka Ugarte e Inés Arango, organizado por la Escuela Superior de Estudios Franciscanos, con el objetivo de profundizar en su vida, hacer una reflexión sobre la misión y compartir diferentes proyectos misioneros en el Tercer Mundo.
Hace 25 años murieron alanceados en un rincón de la Amazonía ecuatoriana, Alejandro Labaka, obispo Capuchino del Vicariato Apostólico del Aguarico, e Inés Arango, religiosa Terciaria Capuchina.
Mons. Labaka fue durante siete años misionero en China, de donde fue expulsado por los comunistas. De ahí pasó a Ecuador, donde permaneció desde 1954 hasta 1987. Fue Prefecto apostólico de Aguarico, en la Amazonía ecuatoriana. Y luego el primer obispo vicario apostólico del mismo Vicariato. En el año 1977 logró contactar con los waoranis, una minoría étnica de la Amazonía que vivían desde tiempos ancestrales sin ninguna relación con la civilización. Compartió la vida con ellos y escribió sus experiencias en el libro Crónica waorani. En el año 1987, junto con la misionera Terciaria capuchina Hna. Inés Arango, arriesgó su vida para contactar a los tagaeri, otro pueblo oculto de la selva amazónica. El 21 de julio de ese año ambos misioneros fueron alanceados y murieron, regando con su sangre la selva amazónica. Está introducida su causa de canonización en Roma.
Este Congreso de Madrid quiere evocar la figura de Alejandro e Inés, analizar sus trayectorias, su compromiso con aquel lugar, sus habitantes y sus minorías, reflexionar sobre lo vivido y encontrado con ellos (el obispo Alejandro tomaba sus notas en la conocida “Crónica Huaorani”)