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19 de junio de 2013

"La vida de los misioneros es un regalo para el mundo y para la Iglesia", dice el cardenal Rouco


Con motivo de la celebración del Día del Misionero Diocesano que se celebró en Madrid el domingo 12 de mayo, el cardenal-arzobispo de Madrid, Antonio Mª Rouco Varela, escribe a los padres y familiares de los misioneros madrileños agradeciéndoles su generosidad y amor a la Iglesia y a la Misión.
“Hemos vivido con mucha intensidad todo este Tiempo Pascual, contemplando al Señor que comparte con sus discípulos momentos entrañables llenos de la alegría y la esperanza que sólo Dios puede dar a los hombres, y llega ahora el momento, el de su Ascensión a los cielos, de dejar este mundo y retornar al Padre, pero no nos deja solos. Él sigue con nosotros ‘todos los días hasta el fin del mundo’. Sí, el Señor está con nosotros, y en primer lugar en la Eucaristía; está con nosotros en la Iglesia, en su Palabra... Abandona el mundo, pero no abandona a los suyos. Se entregó por nosotros y ya no puede olvidarse de aquellos a quienes ha rescatado con su sangre.
Jesús se entregó, día a día, mientras vivió en carne mortal, y de modo especial en la Cruz, desde donde reúne a todos los hijos de Dios que estaban dispersos por el mundo. Hoy se sigue entregando por todos y cada uno de nosotros, y lo hace a través de su Iglesia, de sus sacerdotes, de sus consagrados, de sus misioneros. ‘Lo han entregado todo’, como reza el lema de la Jornada de nuestros misioneros madrileños de este año 2013, que celebramos este domingo 12 de mayo, solemnidad de la Ascensión del Señor. Por eso, en este día, queridas familias de nuestros misioneros, no puedo dejar de dar gracias a Dios por la vocación de los vuestros, que son los del Señor: los que, como Cristo, lo han abandonado todo y le hacen presente a Él en tantos lugares de la tierra. Los recuerdo con afecto, pido a Dios por ellos y sus necesidades, pero sobre todo doy gracias al Señor por la vida de cada uno de ellos. ¡Su vida es un regalo para el mundo y para la Iglesia!
Y no puedo dejar de dar gracias a Dios también por vosotros. Pues, a vosotros, también el Señor os ha pedido ese sacrificio: entregar a vuestro hijo, hermano o familiar al servicio del Evangelio, para llevar la Palabra y la Presencia de Cristo hasta los confines de la tierra, y renunciar a su presencia y compañía. También a vosotros se os ha pedido que ‘lo entreguéis todo’. Sí, también vosotros estáis invitados a ‘olvidaros de vosotros mismos, coger la cruz y seguir al Señor’. Muchas veces es una renuncia que cuesta. Pero siempre es una gran alegría saber el bien que ellos, de modo silencioso y poco brillante a los ojos del mundo, están haciendo dando esperanza, luz, alegría y amor en los diferentes apostolados en los que están trabajando. Os doy las gracias, de todo corazón, y sabed que contáis con mi oración y afecto.
Recibid mi saludo cariñoso, al tiempo que os encomiendo a la Reina de las Misiones, bajo la advocación de Nuestra Señora de la Almudena, para que, con su ejemplo e intercesión, os ayude en vuestra entrega al Señor, con la certeza de que Él nunca se deja ganar en generosidad. Y encomendadme también vosotros a mí, y a nuestra diócesis, en este primer año de la ‘Misión-Madrid’ en vuestras oraciones”