
Durante el curso pasado se han tenido que enviar, además
de la suma antes indicada que se destina al sostenimiento del día a día de los
jóvenes del St. Paul, otra suma de 10.000 dólares. El rector, el padre Jean
Dago Belli, en su solicitud de ayuda dejaba clara la finalidad: quitar agujeros
de bala de las paredes y arreglar ventanas y puertas destruidas por los
enfrentamientos de julio de 2011. Según la ONUCI, la Operación de Naciones
Unidas de Costa de Marfil, la fuerza y los funcionarios de paz que llegaron hace
dos años al país, en esta localidad de Abadjin Koute, tuvieron lugar algunos de
los más fuertes enfrentamientos armados de la guerra civil de 2011. La segunda
en dos décadas. Hubo ya otra en el 2004.
Con la paciencia proverbial del pueblo africano que, mil
veces castigado, mil veces se ha levantado, el seminario, tras un julio
azaroso, continuó con su actividad, en medio de las huellas de lo que había
pasado. Y es que, además, quince vehículos ocupados por hombres armados se
presentaron aquel julio de 2011 ante las puertas del seminario. El motivo
buscar los “depósitos de armas” escondidos en el edificio. La verdadera
intención fue llevarse todo objeto de valor que encontraran. El rector, los
profesores y seminaristas, se quedaron literalmente con lo puesto.
Con mucha pobreza, por tanto, el “Grand Séminaire St.
Paul d’Abadjin-Kouté” ha celebrado este 2013 sus 20 años de existencia. Lo
crearon los obispos de Costa de Marfil, ante el gran número de jóvenes
vocaciones que se suscitaban. Abrió sus puertas el 25 de enero de 1993 con nada
menos que 74 seminaristas de primero de Filosofía. Quizás la apertura con mayor
número de alumnos de un seminario en África. Desde entonces se han formado 900
sacerdotes en esta casa.
El lema de la Campaña de la Obra de San Pedro Apóstol de
este año es “Vocaciones Nativas, señal de esperanza”. Si hay alguien que sea un
paradigma de esta esperanza son los seminaristas y formadores del seminario St.
Paul. Esperanza en medio de la violencia