"Hay muchas personas que no conocen a Jesús pero en
el fondo son cristianos", afirma Juan Andrés Vela, un misionero salmantino
con 55 años de entrega a los desheredados en Japón. Juan fue el nombre con el
que le bautizaron en Salamanca hace más de setenta años. Hoy se llama Ando
Isamu después de tantos años en el país del Sol Naciente. Este misionero
jesuita lleva más de medio siglo entregado a los excluidos en el país nipón,
tendiendo la mano a los inmigrantes, enseñándoles los idiomas necesarios para
que se integren en la cultura de esta potencia económica en la que tampoco se
esconde la pobreza. Hombre de profunda fe y cargado de esperanza, Ando Isamu asegura
que el cristianismo es una religión minoritaria en Japón “pero muchas personas
que no conocen a Jesús son en el fondo cristianos por su forma de ser y
actuar”, señaló recientemente en una celebración comunitaria de acción de
gracias en la Delegación de Misiones de Salamanca. Su testimonio fue un
estímulo para los voluntarios y familiares asistentes a este encuentro,
presidido por el delegado diocesano, Juan Robles.
Juan Andrés Vela, Ando Isamu, regenta en Tokio un Centro
Social de los jesuitas que se ocupa de migraciones. Realizan diversas
actividades en una sociedad en la que la pobreza es una realidad que se tiende
a ocultar. Actividades como la distribución de más de 3.000 folletos sobre la
situación de obreros extranjeros en Japón. Con la ayuda de voluntarios se
visitan centros de internamiento, se buscan y crean lazos con ONGs que trabajan
a favor de obreros extranjeros y se organizan breves talleres para formar a
jóvenes voluntarios