• INFANCIA MISIONERA 2022


    ¡Comienza a preparar la jornada!
  • CONCURSO INFANCIA MISIONERA 2022


    Tú eres luz para el mundo
  • MEMORIA DE ACTIVIDADES 2020


    ¡Así fue 2020 en Obras Misionales Pontificias!
  • AYUDA A LAS MISIONES


    Colabora con los misioneros españoles

30 de octubre de 2013

Remedios Arias, misionera en Ecuador


Desde la Delegación de Misiones de Astorga nos llega la siguiente entrevista a la misionera en Ecuador Remedios Arias, una mujer dulce, agradable y con sentido del humor. Ella misma se presenta y cuenta cómo es su vida en aquel país.

- Me llamo Remedios Arias, nací en Valdefrancos un pueblecito cerca de Ponferrada.  A los 17 años fui a trabajar a la Coruña; un familiar me puso en contacto con la congregación Mariana que llevaban los Padres Jesuitas y me sentí muy bien, participando en las actividades que allí se hacían, dentro de las cuales se encontraban los Ejercicios Espirituales de tres días que los padres organizaban. Allí sentí la llamada del Señor para ser religiosa y por medio de una de mis compañeras conocí el Instituto Catequista Dolores Sopeña, en el cual ingresé al año siguiente.

- ¿Algún recuerdo de tu infancia o juventud?

- Soy la pequeña de cinco hermanos y tuve una infancia muy bonita. Lo que más recuerdo de mi niñez fue la preparación que tuvimos para la primera comunión. Una de las cosas que no olvido fue el día en que se nos explicó que todos somos hermanos; eso quedó resonando en mi interior y despertó en mí el deseo de ayudar, de servir, de hacer algo por los demás.

- ¿Dónde estás ahora, en qué trabajas, cuál es tu misión?

- Me gustaría contarles tantos momentos de encuentro con las personas desde mi 'ser religiosa'. Por ejemplo, en el tiempo que viví en República Dominicana recuerdo las visitas que hacíamos en barrios muy pobres y cómo las personas, desde lo poco que tenían, nos recibían con tanto cariño y agradecimiento.

En una ocasión encontramos un hombre tuberculoso abandonado por sus familiares a causa de la enfermedad. Junto a otra compañera, lo llevamos a un hospital donde fue atendido, y aunque no salió adelante, los últimos momentos de su vida los pasó acompañado por nosotras, a las que sintió como su familia.

Actualmente, en Ecuador, estoy a cargo de una casa de Espiritualidad, donde recibimos muchos grupos que buscan un espacio donde encontrarse con el Señor. Desde aquí, a través del servicio y la acogida, me voy realizando en la vocación que el Señor me regaló.

- ¿Qué es lo fundamental para ti?

- Nuestro carisma es 'hacer de todos los hombres una sola familia'; con este ideal revisto todo mi dinamismo, y mi vida religiosa se podría resumir en la frase de San Ignacio 'contemplativas en la acción', pues es mi vida de oración la que sostiene todo el apostolado que realizo.

- ¿Cómo es tu gente?

- He aprendido mucho de su sencillez y de su fe profunda. Son muy sensibles; no solo lo veo en las expresiones de fe que manifiestan, sino que acogen con gratitud cualquier gesto de cercanía que se les brinda.

- ¿Qué valoras más de los otros? ¿Qué recuerdas con más cariño de lo vivido o lo aprendido?

- En la vida comunitaria valoro la diversidad, el poder enriquecernos juntas y compartir nuestra fe, la que podemos transmitir en nuestros campos de trabajo.

Lo que recuerdo con cariño en estos años de vida religiosa es la gran apertura que he encontrado en los lugares donde he vivido; he tenido la oportunidad de ser como soy, de expresarme y sentirme acogida por mis hermanas, además de poder formarme cada día.

-Algún mensaje que quieras dejarnos...

- Quisiera expresar la alegría que he sentido en toda mi vida, al responder a esta vocación a la que Dios me ha llamado. Vale la pena seguir al Señor y aunque, como todo, tienes momentos buenos y otros no tan buenos, es el camino que a mí me ha realizado como persona.

Ustedes hacen un bonito equipo y quisiera resaltar la importancia de trabajar en equipo, pues eso crea fraternidad. Gracias a Dios, esto lo puedo palpar en mi comunidad. Sigan adelante con todo lo que tienen entre manos. Me encantó cómo me han recibido, atendido y ayudado, no lo olvidaré nunca; muchas gracias y que Dios los bendiga. Quisiera recordarles que no se olviden de comunicarse con los amigos y familiares que los misioneros tenemos en España, para que colaboren también con todo lo que ustedes hacen".