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4 de diciembre de 2013

"La aventura amorosa de Dios” de dos misioneras en Egipto


Las misioneras Mari Carmen Navas y Mari Sol Biencinto, llegadas de El Cairo, Egipto, han visitado la Delegación de Misiones de Getafe para compartir, como ellas dicen, “su aventura amorosa de Dios”. Las dos empezaron su andadura a raíz de estar en el Instituto Seglar Pro Eclessia. Con vocaciones distintas, una de maestra, trabajando primero en una escuela infantil propia y, luego, enseñando en colegios públicos, y la otra, ejerciendo su labor en una Residencia de Ancianos de Pinto.
La “aventura amorosa de Dios”, como dice Mari Carmen con emoción en los ojos, se realiza a través de una donación de una persona que quería fundar algo para la gente más pobre. Como tenían una hermana egipcia en el Instituto, el obispo les pidió ir allí. Y así lo hicieron, sin saber el idioma, con una edad no muy jovial, se lanzaron a fundar un hogar. Ellas lo llaman “Casa de la Sagrada Familia”.
Allí recogían a gente muy, muy pobre, mayormente ancianos aunque también paralíticos, ciegos... pero fundamentalmente gente que, cuando ven el cariño que se les da, se van convirtiendo en otra persona. Según estas misioneras, es increíble cómo la Divina Providencia les ha ido ayudando para mejorar ese hogar y mantenerse. Una anécdota de las muchas vividas: “Fueron a un pueblo a ver a unos ancianos y vieron a unas madres con niños esqueléticos y se dijeron que esas personas necesitaban más el dinero que ellas, y se lo entregaron. Cuando regresaron a la casa, un hombre fue a donar la misma cantidad que habían dado en ese pueblo”.
Pero esa “aventura amorosa de Dios” llega a su fin. Después de nueve años, la “Casa de la Sagrada Familia” se va a cerrar. Las dos misioneras están enfermas. Mari Sol ha sufrido una operación muy difícil y apenas puede andar, ella dice que es “la cruz de la enfermedad” y Mari Carmen ha tenido una muerte súbita de la cual se ha recuperado, pero no está muy bien, tiene arritmias y sus 69 años no le ayudan.
Mari Carmen, no obstante, ha vuelto a El Cairo para distribuir a toda la gente para otros destinos, como por ejemplo a la casa de la Madre Teresa de Calcuta. Entregará la llave y volverá. Con esa emoción con la que cuentan su testimonio, señalan que es “otro el camino que Dios quiere ahora”. Ellas dicen con pesar “que la gente va a El Cairo, pero no conoce su realidad dolorosa”.
El delegado de Misiones de Getafe manifiesta su gratitud a los misioneros que, como Mari Carmen y Mari Sol, sacan de su fe sólida y del Evangelio la fuerza necesaria para hacer que el sufrimiento de los pobres sea más llevadero