El misionero salesiano Eduardo Martín, comparte su labor
misionera, con motivo del Domund 2013, y recuerda a los que le han precedido en
la misión.
“Mi vocación surgió por contagio con los salesianos en
Arévalo, Ávila. Viví grandes momentos en la adolescencia junto a cerca de 300
compañeros. Siempre me ilusioné con Miguel Magone, alumno de Don Bosco.
Viví experiencias muy fuertes en Pan Bendito, allí sufrí
un atentado, y Caño Roto, en mi apostolado dominical. Siempre me impresionó la
astucia de llegar a los más desfavorecidos ‘hasta la temeridad’. Me ordené
sacerdote el 29 de junio de 1985. Desde 1990 estoy en América. En Colombia estuve
4 años con los Gamines-Niños de la calle. Allí sufrí un atentado el 5 de junio
de 1992. Gracias a Dios la bala entró y salió sin tocar la columna vertebral.
Estoy sano.
Vine desde Colombia invitado por Mons. Óscar Andrés
Rodríguez Maradiaga para iniciar un trabajo con los chicos de la calle en 1993.
Luego estuve 6 años trabajando con la Primera Dama del país en el IHNFA y con
Mons. Óscar hicimos un convenio que terminó en 2003. Regresaba para Colombia y
Mons. Luis Alfonso Santos, SDB, al enterarse, me invitó a seguir aquí con otros
proyectos.
Resido en la parroquia María Auxiliadora y colaboro con
las misas en tres sectores de la misma: Zapote Norte, Villa Unión y Brisas de
Olancho. En esta última hemos trabajado para conseguir una capilla propia. Acabamos
de inaugurarla el año pasado, gracias a unos amigos palestinos de acá.
Llevo adelante algunos proyectos: Hogar Don
Bosco-Internado de Niños de la calle; una guardería en Altos de la Cruz Roja,
donde construimos 450 viviendas después del huracán Mitch; otras 7 guarderías
en distintos barrios de la ciudad, Tegucigalpa. Tenemos 300 familias de becados
casi todos ellos de la parroquia, con los que hemos llegado a un convenio de
Alimento por Trabajo, es decir que ellos estudian (los miembros de la familia en
edad escolar), y nosotros les damos mensualmente útiles, comida, ropa,
medicinas, etc. Así no delinquen ni piden en las calles.
Desde Canadá, con la Asociación Canadian Food for
Children tenemos un convenio por el que nos llega mensualmente un contenedor de
40 pies y 20.000 kilos para estos proyectos.
Desde Venecia con la parroquia salesiana tenemos un
convenio de apadrinamiento. La asociación se llama Amici de Centroamérica.
Nuestra asociación hondureña se llama Camino, Verdad y Vida.
Desde España colaboran mi familia y muchos amigos con la
Asociación ‘Siempre Alegres’. Este 17 de octubre celebran un concierto para
sacar ayudas para tantos chicos como llevamos adelante. También vienen muchos
voluntarios de la Asociación Madreselva, dirigida por las Hijas de María
Auxiliadora.
Si cada día desde la meditación y la oración no agarrara
fuerzas para relativizar todo lo que vivo... ya hace tiempo que habría tirado
todo. He visto morir a más de 300 jóvenes de la calle. Hemos sufrido todo tipo
de robos y ataques...Pero ‘Dios escribe derecho con líneas torcidas’, como nos
recuerda este octubre Santa Teresa.
No desfallezco aunque sienta duro el terreno que piso...
siempre miro y releo la vida de tantos como nos han precedido... Muy cerca de
acá ‘San Oscar Romero de América’. Dos sacerdotes asesinados el 25 de julio de
1975 en Los Horcones, Honduras. Maristas asesinados en África. Cada día leo
alguna página del libro ‘Aquellas muertes que hicieron resplandecer la fe’,
editado en Colombia... Cada día tiene su afán... Desde la Eucaristía diaria
vemos la respuesta a esta ESPERANZA utópica del Evangelio... Seamos hermanos”