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25 de marzo de 2014

El conflicto sirio vivido desde el Carmelo de Kobayath, en la frontera libanesa


El padre Hayaf Fakhry, superior del Carmelo de Kobayath, cerca de la frontera norte de Líbano con Siria, acaba de enviar una comunicación a la Orden Carmelitana en la que cuenta cómo viven el conflicto sirio en su comunidad:
“Desde hace tres años y medio Medio Oriente se está viviendo una situación trágica ligada al conflicto armado en Siria. Como es de suponer, el problema ha pasado las fronteras de Siria y ha llegado a todos los países limítrofes. Según noticias oficiales, son ya 150.000 las víctimas mortales de este conflicto, y más de 5 millones de refugiados en los países de alrededor.
La situación comenzó a agravarse cuando algunos jóvenes armados infiltrados se aprovecharon de la coyuntura de los prófugos en la zona de Akkar, para perpetrar operaciones militares contra el ejército sirio. Por su parte, las fuerzas armadas sirias no se hicieron esperar y bombardearon los poblados fronterizos, entre los que se encuentra Menjez, un poblado cristiano, donde asistimos la capellanía de las hermanas franciscanas del Sagrado Corazón, que tienen a su cargo una escuela primaria.
El conflicto armado en Siria se ha extendido también a la ciudad de Trípoli, al norte del Líbano, donde tenemos un convento y una escuela. Precisamente en el barrio donde está la escuela el clima de inestabilidad está a la orden del día, pues por una parte están los musulmanes sunitas, y por otra los Alavitas (apoyados y armados por el ejército sirio). Desgraciadamente las víctimas de estos tiroteos son en la mayoría de casos gente inocente. La situación política de Trípoli repercute en la zona de Akkar y particularmente en Kobayath. Los enlaces con Beirut (capital) y otras provincias del Líbano pasan por fuerza por la ciudad de Trípoli. Es la necesidad la que hace que la gente siga transitando, pues la seguridad es mínima y el peligro constante.
Nuestra comunidad de San Domicio en Kobayath, está formada por tres religiosos, que nos ocupamos de: 1) la escuela (con casi 700 alumnos), 2) la pastoral ordinaria, 3) la ayuda a las parroquias maronitas de la zona, 4) el trabajo con los jóvenes (grupos de oración, grupo misionero, scout, la fraternidad del Sagrado Corazón y el Carmelo Seglar), 5) la atención y retiros espirituales a las hermanas de la Caridad, y las Franciscanas del Sagrado Corazón, 6) el Centro de acogida (acoge organizaciones internacionales como UNHCR, Médicos sin fronteras, IRC International RescueComity, etc.), y 7) nuestras carmelitas de Alepo, que aunque están en territorio sirio, no dejamos de atenderlas en la media de lo posible.
Desde aquí expreso mi más sincero deseo para que el diálogo por la paz que está teniendo lugar en Ginebra (Suiza) produzca los mejores frutos, pues en todo este conflicto los que más sufren es la gente inocente y los niños. Dios quiera que esta herida se cierre lo antes posible y los prófugos puedan regresar a sus hogares”.