La Asociación de Conferencias Episcopales del Este de
África (AMECEA) ha hecho un llamamiento a los miembros de la asociación y a la
comunidad internacional para que envíen apoyo humanitario a los ciudadanos de
Sudán de Sur, la mayoría desplazados internos en su propio país debido a la
violencia.
Una delegación de obispos de varios países del Este de
África ha visitado del 23 al 24 de enero Juba, en Sudán del Sur. La formaban Mons.
John Baptist Odama, arzobispo de Gulu, Uganda; Mons. Berhaneyesus Souraphiel,
arzobispo de Addis Abeba, Etiopía; y Mons. Phillip Anyolo, obispo de Homa Bay,
Kenya. Les acompañaba el secretario general del AMECEA, el padre Ferdinand
Lugonzo.
La experiencia en uno de los campos que visitaron en Juba
fue, según comenta Lugonzo, descorazonadora. La mayoría de los desplazados
internos son mujeres y niños, y viven en condiciones desesperadas en campos,
sin accesos a los recursos básicos. Mucha de esta gente está viviendo sin
cobijo alguno porque no hay tiendas suficientes. Peor aún, las provisiones de
agua son escasas y hay falta de asistencia médica. “En esta situación son las
mujeres y los niños los que más sufren. Necesitan una respuesta colectiva de
todos para ayudarles a ellos y a toda la comunidad de Sudán del Sur”, señalaba.
Los obispos aseveran en su llamamiento que la situación
de Sudán del Sur afecta a toda la Iglesia del Este de África, y es el momento
de que la Iglesia de la región busque la forma de expresar su solidaridad con
esta gente que está sufriendo. Además de la solidaridad material, se ha
reforzado la oficina de Justicia y Paz de Sudán del Sur para que, a nivel
local, esté a la vanguardia de la promoción del diálogo, la coexistencia pacífica
y la reconciliación entre los grupos rivales.