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24 de septiembre de 2014

El Papa habla del ejemplo de los misioneros, que los jóvenes deben tener la valentía de seguir


En la Audiencia General celebrada el pasado 17 de septiembre en la plaza de San Pedro de Roma, el Papa Francisco ha seguido profundizando en su catequesis sobre la Iglesia desarrollada en audiencias anteriores. Ha hablado sobre la Iglesia católica y apostólica. “La Palabra de Dios se lee en todas las lenguas, todos tienen el Evangelio en su propia lengua, para leerlo, y vuelvo sobre lo mismo: siempre está bien llevar con nosotros un pequeño Evangelio, para llevarlo en el bolsillo, en el bolso, y durante el día leer un pasaje. Esto nos hace bien. El Evangelio se ha difundido en todas las lenguas, porque la Iglesia, el anuncio de Jesucristo redentor, es en todo el mundo. Y por esto, se dice que la Iglesia es católica porque es universal”.
Y más adelante añadía: “¿Qué implica, para nuestra comunidad y para cada uno de nosotros, formar parte de una Iglesia que es católica y apostólica? Sobre todo significa tomarse en serio la salvación de toda la humanidad, no sentirse indiferentes o extraños ante la suerte de tantos hermanos nuestros, sino abiertos y solidarios hacia ellos. Significa, además, tener el sentido de la plenitud, de la armonía de la vida cristiana, rechazando siempre las posturas parciales, unilaterales, que nos encierran en nosotros mismos”.
El Papa Francisco ha mencionado como ejemplo de catolicidad y apostolicidad a los misioneros: “Y aquí quiero recordar la vida heroica de tantos y tantos misioneros y misioneras que han dejado su patria para anunciar el Evangelio en otros países, en otros continentes. Me decía un cardenal brasileño que trabaja mucho en la Amazonia que cuando va a algún lugar, alguna aldea, alguna ciudad de la Amazonia, va siempre al cementerio y allí ve las tumbas de estos misioneros, sacerdotes, hermanos y hermanas, que han ido a predicar el Evangelio, apóstoles. Y piensa: todos estos pueden ser canonizados ahora mismo, han dejado todo para anunciar a Jesucristo. Demos gracias al Señor porque nuestra Iglesia tiene tantos misioneros, ha tenido tantas misioneras, ¡y todavía tiene necesidad de ellos! Agradezcamos al Señor esto. Quizá entre tantos jóvenes, chicos y chicas que están aquí, alguno tenga ganas de hacerse misionero, ¡que siga adelante!, esto es hermoso, llevar el Evangelio de Jesús. ¡Qué sea valiente!”.