La hermana Juliana Bonoha, misionera de la Inmaculada
Concepción que fue repatriada junto al misionero Miguel Pajares el pasado 7 de
agosto, ha comparecido esta mañana en rueda de prensa. Es la primera
comparecencia pública después de su salida del hospital Carlos III de Madrid,
donde ha permanecido en cuarentena durante 21 días por una posible infección de
ébola, que ha resultado negativa. La misionera, nacida en Guinea Ecuatorial y
de nacionalidad española, trabajaba en Monrovia, capital de Liberia, desde 2009
en el hospital San José, gestionado por la Orden de San Juan de Dios. En el
foco del virus del ébola, trabajó junto al hermano Miguel Pajares, que falleció
el pasado 12 de agosto, después de ser repatriado.
Tras agradecer el apoyo recibido por el Gobierno español,
el hospital Carlos III, los medios de comunicación y por toda la sociedad
española, ha explicado notablemente emocionada cómo se siente. “Mi pensamiento
y mi corazón siguen en Monrovia, recordando a tantas personas que luchan sin
tener recursos”. En especial recuerda a sus hermanas de Congregación que se
quedaron en Liberia, y con las que aún no ha podido hablar. Sobre su futuro, se
ha mostrado dispuesta a obedecer a la decisión de sus superiores en cuanto a
una posible vuelta a la misión.
Ha subrayado el trabajo de los españoles allí donde hay
dificultades, y el esfuerzo de todos para frenar el virus. “La sociedad
española ha trabajado muchísimo y sigue trabajando. No sólo en Liberia: donde
hay problemas graves, ahí están los españoles”, ha afirmado. En cuanto a su
compañero Miguel Pajares, con el que ha compartido la crisis y la repatriación,
sólo ha desprendido palabras de alabanza. “Miguel era un gran padre para todos
nosotros, un misionero auténtico, que amaba a todos sin distinción. Un ejemplo
a seguir. Estoy muy agradecida de que desde España nos mandaran un santo”