H A M B R E
He visto un cartel con un título
precioso: LUCHAMOS CONTRA LA POBREZA.
Debajo, un lápiz vertical y un
subtítulo; ¿te apuntas?
¿Qué podría yo hacer contra el
hambre?
Podría escribir, con ese lápiz que,
CADA DÍA, mueren miles de personas de hambre. La mayor parte niños menores de 5
años.
Podría decir, y lo digo, que no hay
derecho a eso.
Podría decir que siento pena, dolor y
rabia, ante esta crueldad silenciada, que llena los cementerios de prematuros muertos.
Podría denunciar las situaciones de
injusticias, las barreras, alambradas y fronteras que se levantan en el mundo,
para situar al otro lado a los que NADA IMPORTAN.
Podía proclamar que los alimentos
pertenecen a todos, porque la tierra sólo es de Dios y Él quiere que el pan sea
para todos.
Podría decir a toda la gente con la
que me encuentro en la calle, en el trabajo y en casa que, es necesario
comprometerse, cada uno desde su ámbito, porque “otro mundo es posible”.
Me gustaría poder escribir, en el
corazón de cada hombre, un provocativo mensaje: “ANTE EL HAMBRE, ¡TÚ Y YO SOMOS RESPONSABLES!