CARTA DEL OBISPO
A LOS NIÑOS CON MOTIVO DE LA NAVIDAD
Se
acerca la Navidad. Y si siempre me gusta establecer contacto con vosotros, en
esta época me entusiasma, porque veo vuestras caras de alegría, el brillo que
reflejan vuestros ojos. En esta época, la más tierna del año, nos envuelve de
una manera especial la magia del corazón, de corazones sencillos e inocentes
como los vuestros. Solo con ellos se puede realmente vivir la Navidad.
La Navidad se acerca, y este rico momento de
la historia, es el momento en que Jesús llega de la manera más tierna, como
cada uno de nosotros. Viene Jesús Niño, es el nacimiento del Salvador, del Valiente,
del Misionero por excelencia, del Mensajero, del Hijo de DIOS, que viene cambiar
y modificar nuestras vidas, para que aprendamos con Él, a compartir y a
enseñarnos el camino de la felicidad plena y duradera del Amor.
Como
dice nuestro querido Papa Francisco, cada familia cristiana, como hicieron a
María y José, puede recibir a Jesús, escuchar, hablar con ÉL, protegerlo,
crecer con ÉL, y así, mejorar el mundo.
Nos dice, que la Navidad es un tiempo para
alegrarse y compartir esta alegría con fiestas, sin olvidar que ni las comidas,
ni las cenas, ni los regalos materiales son lo más importante. Esto a veces,
nos puede deslumbrar y desviar del camino de la autentica Navidad.
Y
lo realmente bonito, en Navidad y en toda época del año, es cuando los niños ayudan a otros niños como se
viene haciendo en más de 140 países de todo el mundo. Con su Hucha del Compartir los más pequeños dais
un ejemplo del espíritu navideño. Tendiendo la mano a quienes necesitan de
nuestra ayuda y colaboración.
Echemos
la vista a la historia, queridos niños de Coria-Cáceres. Sé que sabéis que los
Magos de Oriente siguieron una estrella, la estrella que les condujo a un pobre
portal, os aseguro que esa estrella con fuegos artificiales, habría pasado
desapercibida, los Magos no habrían encontrado el camino y la estrella, no
habría cumplido su función. Además el brillo de los fuegos solo habría durado
unos minutos.
Yo os pediría que este año
colocaseis en vuestro altar Navideño esa Hucha elaborada por vosotros y colocaseis
vuestro granito de arena. Seguro que le provocáis una linda sonrisa al Niño de
Belén.
La Navidad, no son fuegos
artificiales.
La verdadera Navidad es el calor Natural del Amor: la
fiesta de la pobreza de Dios que se despojo de sí mismo y vino a servir.
Yo sé que cuento con
vosotros para que llevéis a vuestras casas un mensaje. Que la Santa Navidad no
sea nunca una fiesta del consumismo comercial de unos fuegos artificiales que
como vienen van. Que la navidad, vuestra, nuestra, sea una fiesta de alegría, de alegría duradera. De seguir la luz
auténtica la que nos lleva al pesebre que habita en los corazones sencillos
como el tuyo.
Francisco Cerro
Chaves
+Obispo de Coria-Cáceres