12 metros de largo, 6 metros de ancho, edificada sobre
pilotes, como si fueran zancos… porque aunque la zona donde se enclava la
misión de St. Michael es desértica, el río, a pocos metros, se desborda en
época de lluvias… Así será la Iglesia capilla de esta comunidad. La Conferencia
Episcopal Española ha enviado 7.000 euros, pero serán los mismos fieles quienes
pongan en pie, textualmente, su propia iglesia.
En noviembre de 2010, el obispo de Eluru le pedía al
padre Vijayakumar Yadala que se hiciera cargo de la Misión de St. Michael. La
diócesis de Eluru está en costa este de la India y abarca esta zona donde se
encuentra la misión, remota y rural, habitada por tribus, que viven en
condiciones casi de vida primitiva. Sufren los largos periodos de sequía, las
aguas torrenciales, la falta de alimento y acceso a agua potable, la ausencia
total de medicinas, electricidad, carreteras.
St. Michael cubre un “mandal” entero, el equivalente a un
distrito en otros países, por lo que engloba 15 aldeas con católicos. Tras
trabajar desde hace 2 años con ellos, el padre Yadala cuenta su experiencia:
“Las casas – conocidas como hut - están construidas de forma temporal y apenas
duran. He visitado sus hogares y he compartido su comida, y esto momentos han
sido de los más felices de mi vida”. También ha sentido el entusiasmo por la fe
de esta comunidad que quiere tener su Iglesia en pie a pesar de la fragilidad de
sus hogares.
Según cuenta el sacerdote, cuando hace 50 años llegaron
misioneros italianos a la zona, hubo muchísimas conversiones, no tanto por la
predicación de estos misioneros. Lo que les atrajo de los misioneros fue “su
forma de vivir con ellos y trabajar con ellos y ser uno más”. Ahora es una
comunidad cristiana, pequeña y pobre, pero que vive su fe con vitalidad y
quiere tener su espacio para orar, celebrar, compartir y transmitir su fe.
Cada año se construyen en la India, decenas de estas
capillas. Con pocos medios materiales, el trabajo de los cristianos, el apoyo
de sus sacerdotes y catequistas y alguna ayuda económica de fuera, estas
comunidades logran su objetivo de tener su propio espacio para vivir la fe con
alegría. Nunca con tan poco se ha conseguido tanto.