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La mayor parte de su educación y manutención corre a
cargo de su nueva familia, la congregación u orden religiosa donde ingresan,
pero el total del dinero enviado por la Obra de San Pedro Apóstol alcanza la
respetable suma de 657.210 dólares.
El año de noviciado es muy importante. Prepara a estos
jóvenes para su consagración a Dios a través de la profesión religiosa, el
momento en que emiten los votos de pobreza, castidad y obediencia. También les
hace adquirir el carácter propio de cada congregación que da esa variedad en la
unidad a la Iglesia católica.
Las estadísticas de otros países, sobre todo en
Occidente, apuntan a un claro declive de la vida religiosa. En la India año
tras año se han mantenido estas cifras. El año pasado las novicias y novicios
fueron 2.297. De este número, 1.463 son novicias, de las que 27 pertenecen a
congregaciones de vida contemplativa. Los novicios son 834. Este gran número de
vocaciones a la vida religiosa ha permitido que la Iglesia india se convierta
en misionera. Los misioneros indios están presentes en 166 países del mundo.
Cerca de 7.000 religiosas, casi 2.000 sacerdotes religiosos, un cuarto de
millar de sacerdotes diocesanos y casi 200 religiosos hermanos ejercen su labor
fuera de las fronteras de la India, convirtiendo a este país en uno de los que
más misioneros envían, al mismo nivel que países como España o Italia.
Las congregaciones religiosas indias que envían
misioneros son más de 200 que, además, aportan a la Iglesia india una gran
experiencia de universalidad gracias a los misioneros que vuelven de países
como Madagascar, Tanzania o Perú. De la tierra donde está enterrado San
Francisco Javier parten cada año decenas de religiosas y religiosos que, como
él, piensan que merece la pena entregar la vida en el seguimiento de Cristo.