La Congregación Religiosa Franciscanas Misioneras de
María, que actualmente regenta la Institución Educativa “Fe y Alegría N° 20” de
Santiago, está celebrando el primer centenario de su presencia en el Cusco. En
estos 100 años de labor silenciosa, han puesto en marcha un orfanato, han
estado siempre cerca de los pacientes del Hospital de los Pobres, de las
internas del Centro de Readaptación Social de Mujeres, entre otras labores
sociales que les han merecido la distinción de la Medalla de Oro de la
Municipalidad Provincial del Cusco, el pasado mes de septiembre.
Las Hermanas Franciscanas Misioneras de María han
iniciado el triduo preparatorio para una semana central de celebraciones, en el
Templo de Belén, con varias celebraciones eucarísticas. La semana central de
festejos será este domingo, con la ceremonia de Izamiento del Pabellón Nacional
y la del Tahuantinsuyo en la Plaza Mayor y la romería al cementerio de Almudena.
La Semana de festejos comprende también el Panel-Forum
“Fe y Misión”, en el auditorio del colegio “Fe y Alegría N° 20”, la
presentación de la Orquesta Sinfónica de Cusco mañana miércoles 13 y la Noche
de Gala Cultural el jueves 14, ambos eventos en el Teatro Municipal. La
Eucaristía de Acción de Gracias, se oficiará el viernes 15 a las 11:30 de la
mañana, en el Templo San Francisco de Asís.
Fundada en Ootacamund, India, por la Beata María de la
Pasión, la Congregación de las Franciscanas Misioneras de María se expandió
rápidamente por varios lugares de Asia, norte del África, Europa, siendo
Francia desde donde parten hacia Canadá y al Perú. El 4 de marzo de 1911, a
solicitud de Monseñor Mariano Holguín, llegan a Arequipa para atender a las
niñas y jóvenes pobres.
Cusco fue el segundo lugar que acogió a las Franciscanas
Misioneras de María en 1913; luego Lima en 1919. Los Padres agustinos las
reciben en Iquitos, en 1920; posteriormente en Yurimaguas los Padres
Pasionistas les dieron una agradecida bienvenida.
En este Centenario, la Congregación expresa su “gratitud
al señor, a la Iglesia local y a todos los que trabajan con nosotras directa o
indirectamente en las diversas tareas, a nuestras ex alumnas, bienhechores y a
todo el pueblo peruano. Por su acogida, su alegría y su gran espíritu fraterno
y solidario, nos han animado a continuar sembrando la semilla de la Buena
Noticia viviendo el Carisma de María de la Pasión”.