En la sesión solemne del Parlamento Europeo, los días 16
y 17 de octubre se han atribuido los premios Ciudadano Europeo. Este año son 43
los galardonados. Entre ellos destaca la figura de Sor Eugenia Bonetti, una
misionera de la Consolata que está en primera fila en la lucha contra la trata
de mujeres para esclavizarlas en la prostitución.
“Sister, help me, help me!”. Jamás ha olvidado aquel grito: “¡Hermana, ayúdeme!”. Lo escuchó Sor
Eugenia hace 20 años. Nacida en Bubbiano, cerca de Milán, llevaba ya 24 años en
África como misionera. Pero el día que escuchó aquel grito no estaba en África.
Era un frío día de invierno en Turín y el grito – la llamada – venía de una
chica nigeriana. A partir de aquel día cambió su misión y su vida. María, como
se llamaba aquella muchacha, había recorrido el camino de tantas otras desde
África a las calles de Europa.
Sor Eugenia dedicó desde aquel 1993 sus días y sus noches
a salvar, denunciar, condenar y perseguir la esclavitud de tantas como María.
Son miles de historias de engaño, indignidad y explotación. Se ha ocupado
personalmente de muchos casos, ha puesto en marcha la asociación Slaves No
More, y también ha creado una red de personas y de estructuras, que trabajen
juntas para prevenir, denunciar y combatir este fenómeno. La red de casas de
acogida, centros religiosos, parroquias y asociaciones ha sacado de las calles
a cientos de esclavas de la prostitución.
El Parlamento Europeo ha motivado este reconocimiento a
la misionera porque es “una nueva oportunidad de hacer salir a la luz la plaga
de la trata de personas y encontrar juntos – instituciones del gobierno y
religiosas, públicas y privadas – estrategias nuevas para responder
positivamente a esta esclavitud de nuestro siglo”. Sor Eugenia, por su parte,
ha declarado que es “un reconocimiento que no sólo es para mí, sino para todas
las religiosas y laicos que desde hace muchos años comparten conmigo este
camino de lucha contra la trata de seres humanos y, sobre todo, de restitución
de la dignidad y la libertad a tantas víctimas”.
No es el primer reconocimiento que recibe esta religiosa.
El año pasado fue condecorada por el presidente de Italia, Carlo Azelio Ciampi,
y, en dos ocasiones, ha sido distinguida por el Departamento de Estado
norteamericano, precisamente por su incansable lucha contra las esclavitudes
modernas.
Hoy 250 religiosas luchan en Italia de modo directo
contra esta plaga. Ayudan a estas jóvenes de diversas formas. Por ejemplo, para
las compatriotas de María, la que cambió la vida de Sor Eugenia, “hemos puesto
en marcha un proyecto de repatriaciones asistidas – cuenta ella misma - que
permite a algunas mujeres nigerianas víctimas de la trata volver a casa con
dignidad e incorporarse a través de una asistencia socio-laboral. Por eso, es
un gran honor para mí recibir este reconocimiento precisamente porque lo
comparto con todas las religiosas y las mujeres con las que hemos recorrido
este largo, difícil, pero también emocionante camino”