Para que numerosos jóvenes acojan la invitación del Señor
a consagrar sus vidas al anuncio del Evangelio es la intención misionera,
también llamada intención por la evangelización, para el mes de marzo indicada
por el Santo Padre.
En este sentido, el Papa Francisco, en su mensaje para la
Jornada Mundial de las Misiones del pasado DOMUND, hacía un llamamiento “a
todos aquellos que sienten la llamada a responder con generosidad a la voz del
Espíritu Santo, según su estado de vida, y a no tener miedo de ser generosos
con el Señor. Invito también a los obispos, las familias religiosas, las
comunidades y todas las agregaciones cristianas a sostener, con visión de
futuro y discernimiento atento, la llamada misionera ad gentes y a ayudar a las
iglesias que necesitan sacerdotes, religiosos y religiosas y laicos para fortalecer
la comunidad cristiana. Y esta atención debe estar también presente entre las
iglesias que forman parte de una misma Conferencia Episcopal o de una Región:
es importante que las iglesias más ricas en vocaciones ayuden con generosidad a
las que sufren por su escasez.
Al mismo tiempo exhorto a los misioneros y a las
misioneras, especialmente los sacerdotes fidei donum y a los laicos, a vivir
con alegría su precioso servicio en las iglesias a las que son destinados, y a
llevar su alegría y su experiencia a las iglesias de las que proceden,
recordando cómo Pablo y Bernabé, al final de su primer viaje misionero
«contaron todo lo que Dios había hecho a través de ellos y cómo había abierto
la puerta de la fe a los gentiles» (Hechos 14,27). Ellos pueden llegar a ser un
camino hacia una especie de ‘restitución’ de la fe, llevando la frescura de las
Iglesias jóvenes, de modo que las Iglesias de antigua cristiandad redescubran
el entusiasmo y la alegría de compartir la fe en un intercambio que enriquece
mutuamente en el camino de seguimiento del Señor”