Las ayudas que ha enviado el DOMUND de este año han hecho
realidad muchos proyectos en África, pero, sin duda, ninguno de ellos sería
posible sin la entrega silenciosa de muchas religiosas.
Las hermanas Benedictinas de Oshikuku, en Namibia, llevan
desde 1932 entregadas a su labor de ayudar a los niños más desfavorecidos de
este país del sur de África. Han vivido durante estos 80 años en un pequeño
convento cercano al Hospital Católico de Oshikuku, atendiendo a los pequeños de
diversas formas, sea acogiendo a huérfanos, como cuidando a aquellos que no
podían ser atendidos por sus propias familias.
El aumento de hermanas ha hecho necesario que se
trasladen a una nueva casa. Las Obras Misionales Pontificias y el DOMUND han
podido ayudarlas con 40.000 dólares para que sigan siendo el testimonio y la
cara de Dios y de la Iglesia para estos niños y sus familias. Es sólo una
muestra de apoyo a estas magníficas religiosas. Desde que se abriera el
convento de Oshikuku hasta la fecha, son 113 las hermanas que han entregado sus
vidas trabajando todos los días de manera silenciosa por los niños. Una
historia que se hace vida en las 79 religiosas que hoy vivirán en el nuevo
convento.
Es la misma labor que realizan las religiosas del centro
para huérfanos “Moyo wa Huruma” en Geita, Tanzania. Unas hermanas africanas,
que lo son hasta en el nombre de su congregación, “Hermanas de Nuestra Señora
de Kilimanjaro”, y que saben lo que es dar esperanza a estos niños, que además
de carecer de familia padecen la terrible plaga del sida. El DOMUND les ha
enviado 25.000 dólares a estas religiosas que tienen el aprecio de todos por su
dedicación. De hecho, Mons. Damian Dalu, obispo de Geita, considera a estas
religiosas un verdadero tesoro y, por ello, ha decidido que la diócesis corra
con la mitad del coste de la nueva casa.