La misionera Mercedes García cuenta las
reacciones de Villa 31, la villa miseria de Buenos Aires

“La verdad que ha sido una gran sorpresa, al menos de mi
parte no esperada. Se inicia algo nuevo. Me ha recordado las palabras del Señor
en el prfeta Isaías, que compartiremos este domingo: ‘Así habla el Señor, el
que abrió un camino a través del mar y un sendero entre las aguas impetuosas;
el que hizo salir carros de guerra y caballos, todo un ejército de hombres
aguerridos; ellos quedaron tendidos, no se levantarán, se extinguieron, se
consumieron como una mecha. No se acuerden de las cosas pasadas, no piensen en
las cosas antiguas; yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se
dan cuenta?...’.
Se vislumbra una Iglesia más cerca del pobre, más
Concilio Vaticano II, una Iglesia de comunión. Esta es mi mirada. Es una
persona desprendida de tanta materialidad que nos come. No lo conozco de cerca,
pero sí sus movimientos.
Es muy emocionante, pues todo el pueblo de Dios se
alegra: los de la villa 31 (chabolas), lo conocen de cerca (nombro esta porque
es la más cruda), y sólo comentaban: ‘Estuvo celebrando Misa con nosotros,
estuvimos con él… A mí me lavó los pies un Jueves Santo…’. Hoy me decía un
sacerdote que trabaja en la cárcel, que cuando salió la fumata blanca, se
sentaron con los presos con los que van trabajando, y los guardias, pusieron la
TV, cuando salió el Cardenal Bergoglio como Papa, no lo podían creer, estaban
emocionados: ‘a mí me confirmó’, decía uno, ‘a mí me confesó’, y así.
Me encantó que pidiera al pueblo su oración para que Dios
lo bendiga. Esta es la Iglesia de Cristo, una Iglesia en la que todos somos
servidores, desde el lugar y cargo que ocupemos. ¿No les encanta la idea?
Es un hombre muy querido. Estamos muy contentos, y hay
que rezar para que tenga un corazón abierto para todos, pues se necesita que la
Iglesia sea para todos. Nadie es santo por ser pobre, ni demonio por ser rico,
todos tenemos que hacer camino de conversión, cada uno de nuestras debilidades
y pecados. Caminemos juntos todos, aprendamos a ser hermanos. Oremos por
Nuestro Sumo Pontífice Francisco, como lo hicimos por todos sus predecesores.
Virgen de Luján, ora por el Papa Francisco”.