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19 de marzo de 2013

Los hijos de los leprosos de la Colonia Betsaida, en la India, cuentan con la ayuda de Infancia Misionera


Las aportaciones a la Infancia Misionera, que tienen su momento fuerte este domingo con la celebración de la Jornada, han hecho posible el envío de 8.000 dólares al Blessed Maria Rafols College, una escuela destinada a los hijos de los leprosos de la Colonia Betsaida en el sureste de la India.
Amancharla es una aldea del estado de Andhra Pradesh, India. Sólo una cosa la diferencia de los cientos y cientos de aldeas parecidas que salpican este inmenso y populoso país, su colonia de leprosos. Hace más de 30 años, el entonces obispo de la diócesis de Nellore, la ciudad cercana que es capital del distrito, Mons. Pudhota Chinniah Balaswamy, estableció esta colonia de leprosos. Reunió a 50 leprosos de las calles de Nellore, personas que eran consideradas deshechos de la sociedad, y les dio un lugar para vivir. Mons. Belaswamy logró que le cedieran unas 60 hectáreas de tierra que, en aquella época, estaban a las afueras de Amancharla. Allí se construyeron unas simples casas y se proporcionó la atención médica necesaria a estos leprosos que antes habían abandonados por las calles. Se creaba así la Betsaida Leper Colony, con ese nombre que recuerda los milagros realizados por Jesús a la orilla del mar de Galilea.
El 13 de junio de 1992 llegaron las Hermanas de la Caridad de Santa Ana para atender el dispensario de la colonia y cuatro poblados más, la educación de los niños y la promoción de la mujer. Sus cuidados y su dedicación han logrado contener la lepra en una colonia en la que conviven pacíficamente hindúes, cristianos y musulmanes.
Todos los niños, los hijos de los leprosos, están libres de lepra pero llevan el estigma de sus padres, puesto que incluso hoy en esta zona de la India la enfermedad sigue rodeada de miedo e ignorancia. Así que las escuelas cercanas de Nellore no aceptaron a los niños de Betsaida, por lo que las hermanas tuvieron que crear su propio centro escolar. La Infancia Misionera tiene un compromiso adquirido de apoyo a estas hijas de la aragonesa María Rafols, la fundadora de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana. Este año han sido 8.000 dólares, pero durante los últimos 20 años se ha enviado, cada año, una cantidad similar para el mantenimiento de la escuela. Suma que las misioneras destinan a alimentos y material escolar.
Los esfuerzos de las hermanas han logrado que haya más comprensión y aceptación de esta terrible enfermedad, y la gradual aceptación y comprensión han dado la posibilidad de que los niños pasen al instituto, y así poder tener un futuro