Los obispos de Filipinas han criticado la nueva ley del
gobierno, aprobada el 29 de mayo, sobre armas y municiones, que autoriza que
sacerdotes y religiosos, sobre todo en zonas de alto riesgo, puedan llevar
armas. Para los obispos, “llevar armas, aunque sea en legítima defensa, es
incompatible con la fe cristiana”.
El obispo de Cubao, Mons. Honesto Ongtioco, afirma que
“como sacerdotes, nuestra vocación y nuestro papel en la transformación de la
sociedad son distintos del de los activistas laicos. Debemos preocuparnos de
nuestra misión entre los fieles, no de nuestra seguridad”.
La “Firearms and Ammunition Regulation Act” permite que
lleven armas los activistas, periodistas, médicos y líderes religiosos, que
suelen ser víctimas de secuestros, asesinatos y robos por parte de grupos
terroristas y criminales. El decreto sólo es válido en algunas zonas del
archipiélago filipino, como las provincias de Sulu y Basilan, en Mindanao,
controladas en gran parte por los extremistas islámicos de Abu-Sayyaf.
Según informa AsiaNews, desde Mindanao se subraya que la
ley “busca sobre todo regular el tráfico ilegal de armas, que tiene en esta
isla uno de sus centros neurálgicos”. Incluir a los religiosos en la lista es
una forma de invitar a todos los que trabajan en estas zonas que viajen con
prudencia. Además es un signo del clima de inseguridad que sufren algunas zonas
del país, donde ni siquiera personas de paz como los sacerdotes y los
misioneros están a salvo de la violencia de las organizaciones criminales.
Desde hace años las autoridades de Mindanao han intentado
imponer escoltas a obispos y misioneros extranjeros que sufren amenazas de
grupos extremistas y criminales. Aún así el mensaje de los obispos filipinos,
según señala AsiaNews, es que: “Viajar con militares armados limita el
testimonio entre la población que tiene que convivir cada día con tales
peligros fruto de más de 40 años de enfrentamiento entre el ejército filipino y
los rebeldes islámicos”. El homicidio más reciente ha sido el del padre Fausto
Tentorio, misionero italiano del Pontificio Instituto de Misiones Extrajeras,
asesinado en el Arakan Valley, en Mindanao